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H, Matamoros, Tamaulipas:


LIBROS

 Domingo 11 de febrero de 2024


Palabras de Arenas     

Pepe Arenas, presenta:

“Las Peripecias, por P. Périz Copio”

LIBROS

“Te conviene, no falles” me dijo mi prima Liliana. Que no faltara a comer en la casa de sus padres, mis tíos abuelos Justino y Esperanza, me aconsejó.

La verdad es que tenía pensado llamar a mi tío, el decano de los Copio, maestro jubilado que enseñó no sé cuántas asignaturas en un montón de escuelas secundarias y preparatorias por más de 30 años. Quería saber si, como todos los viernes, habría tertulia literaria al término de la comida.

Liliana no me dijo más y, como ya estaba avisado de que sí habría reunión familiar, me preparé con una botella de mezcal Oxhoa que produce mi amigo Javier Ochoategui en tierras poblanas, donde se da muy buen agave. Además, llevé un ejemplar de mi primera novela que encontré en un cajón buscando no recuerdo qué. No estaba seguro de que ya mi tío la hubiera leído.

Como es costumbre, mi tía Esperanza se lució en la cocina: además del puchero preparó unos deliciosos chiles rellenos de picadillo y ensalada de berros. De postre, mi favorito, chongos zamoranos.

Además de Liliana y sus hijos, Raúl y Carmelita, ya adolescentes, estaban sus padres, mis tíos Heriberto y Lupita, así como su hermano Saúl, “solterón empedernido” le dice su padre pues ya frisa los treinta y cinco y ni novia tiene, según dice.

Al concluir la comida, mi tío abuelo Justino nos hizo pasar a la habitación que habilitó como estudio y vimos que sobre el escritorio, la mesa de centro y una lateral, además de otra que metió del jardín, había decenas de libros.

⸺ Les informo que estoy deshaciéndome de todos estos libros pues ya no caben aquí y no quiero conservarlos, ya que si bien no los leí todos, leí la mayoría de ellos y es un absurdo conservarlos si por mi edad ya me cuesta mucho esfuerzo leer, mis ojos envejecieron. Así, que los pongo a su disposición: escojan los que quieran, los que les interese y llévenselos, pues los que no se lleven los voy a regalar a alguna biblioteca pública.

⸺ ¿Estás seguro de eso Papá?

⸺ Heriberto, hijo, claro que estoy seguro. No volveré a poner la vista en ellos. Conservaré si acaso dos o tres por el mero recuerdo por su origen, pero nada más. Quizá tú, Saúl, que te dedicas a las ventas, quieras llevarte algunos, o todos, como quieras⸺ dijo mi tío.

⸺ Gracias abuelo, pero no. Puedo afirmar que la gente casi no compra libros, así sean usados y por eso baratos. No es negocio, pero gracias por ofrecérmelos.

⸺ Es muy cierto: yo les pregunto a mis alumnos de quinto y sexto si en sus casas hay libros, y la respuesta es siempre decepcionante. Si los padres no leen, si no los ven sus hijos con un libro en la mano, no serán ellos lectores⸺ dijo Liliana.

Le agradecí a mi tío la oportunidad de escoger algunos tomos y ya no me animé a entregarle mi libro. Discretamente se lo pasé a mi tío Heriberto y le guiñé un ojo para que lo guardara. Espero que él lo lea, porque es cierto, cada vez somos menos los lectores.

josearenasmerino@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 


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