Lunes 28 de diciembre de 2020
28 de
diciembre de 2020
EN LAS
NUBES
Sobre los
arquitectos del universo
Carlos
Ravelo Galindo, afirma:
A
propósito de los Santos Inocentes, entiéndase los niños, que ordenó matar
Herodes, ahora no solo se arrebata la vida a pequeños, sino se delibera la
forma de hacerlo también en adultos.
Con
permiso de la policía o en forma legal.
Mejor hablemos de don Mario Díaz que nos
platica de la licenciada Lupita Díaz, secretaria de Desarrollo Social de
Comunicadores Unidos A.C. de Tamaulipas, y la maestra Lilia Lugo, presidente de
la Asociación de Beneficencia y Cultura ABC.
Integrada por esposas de masones, que el
pasado fin de semana, llevaron a cabo importante labor social que benefició a
alrededor de 200 personas habitantes de colonias del sur-oriente de H.
Matamoros.
Se
distribuyeron despensas, prendas de vestir, calzado y juguetes en apoyo a la
economía familiar en esas comunidades marginadas.
Platicamos la historia
mexicana de los siglos XIX y XX que no se entiende sin el papel que jugó la
masonería, dijo en una conferencia virtual que durante tres horas mantuvo
expectante a su auditorio, el historiador Carlos Francisco Martínez Moreno.
Y
nada menos con los escritores Norma Vázquez Alanís y José Antonio Aspiros
Villagómez para hablarnos de los arquitectos del universo, cuya logia estaba en
Sadi Carnot 23, frente al entonces Colegio Cristóbal Colón, de los hermanos
lasallistas.
Los
leemos con entusiasmo
Con
un doctorado precisamente en historia de la masonería, el investigador indicó
que de los 140 años del periodo analizado por él (1824-1964), sólo en cuatro
los presidentes de México no fueron masones.
Y
explicó que ello se debió a que la masonería aporta alianzas a los gobernantes
y les da instrumentos para desarrollar la política. De hecho, durante los dos
siglos citados los masones estuvieron en todos los ámbitos de la sociedad.
Ante
miembros de la Academia Nacional de Historia y Geografía (ANHG), el
especialista se refirió también a la influencia que tuvieron en la cultura, y
citó como ejemplo que todos los autores de la obra histórica México a través de
los siglos, eran masones.
Tales
personajes fueron Vicente Riva Palacio, Juan de Dios Arias, Alfredo Chavero,
Enrique Olavarría, José María Vigil y Julio Zárate.
Antes
de iniciar su conferencia, Martínez Moreno pidió a los académicos plantear qué
les gustaría saber del tema, y a partir de ello hizo su disertación, desde
luego con algunas explicaciones y antecedentes introductorios.
Así,
mencionó la constitución de la Gran Logia de Londres el 24 de junio de 1717
como origen del movimiento a escala mundial, y que el término ‘masón’ proviene
del idioma francés y significa ‘albañil’, ya que las logias tienen su origen en
los constructores de las catedrales góticas de Europa en la Edad Media.
El
requisito para ingresar a la Gran Logia fue creer en la Divinidad sin
vincularla a ninguna práctica religiosa, por lo que fue denominada
genéricamente como el Gran Arquitecto del Universo (GADU), lo cual implicaba
libertad de conciencia, por lo que el papa Clemente II emitió una bula para
proscribirla.
Con
el tiempo la masonería dejó de ser operativa, es decir, sólo para el gremio de
la construcción, y surgió la masonería aceptada, que incorporó inclusive a
personajes de la nobleza y ya no buscó la construcción de templos de piedra,
sino la del ser humano.
Los
grados, que han llegado a 33, fueron dos al principio -aprendiz y cantero- y
llegaron a tres con el de maestro en la masonería inglesa inicial.
Durante
el siglo XVII llegaron a la Nueva España masones europeos en forma individual y
fueron perseguidos por la Inquisición -dijo el doctor Martínez Moreno-. Es
decir, explicó, esa corriente llegó a América antes de que nacieran los países,
pero donde ya predominaba el catolicismo.
Agregó
que la masonería llegó a secularizarse en el siglo XIX, pero antes hubo grandes
mitos, algunos de ellos fundacionales, como el de asegurar que Adán fue el
primer masón, y que en los años 80 del siglo XVIII ya se practicaba el rito escocés
de 33 grados en suelo novohispano, y que el virrey Bernardo de Gálvez habría
sido uno de sus miembros, no obstante que los reyes tenían prohibida la
masonería desde 1731.
Dijo
el conferencista un dato importante: el secuestro de Fernando VII de España por
parte de Napoleón, despertó a los masones de Nueva España porque eran leales a
la corona.
Ese
despertar se mantuvo pues luego llegaron los sucesos de la guerra de
independencia encabezada por presuntos masones con Miguel Hidalgo a la cabeza.
Sin
embargo, la independencia definitiva comenzó a tramarse cuando el monarca
español no aceptó venir a reinar en lo que hasta entonces era un virreinato.
Los
masones del rito yorkino surgieron en 1816, pero su propagación se dio a partir
de 1825 promovida por el embajador de Estados Unidos, Joel Roberts Poinsett.
Escoceses
y yorkinos habrían de conocerse después como conservadores unos, y liberales
los otros, y varios de esos masones fueron fundamentales para lograr la
independencia.
Un
masón destacado durante el Imperio de Agustín de Iturbide fue José Valdés,
cubano que editó el periódico El iris de Jalisco.
También
en 1825, fue creado como alternativa a escoceses y yorkinos el Rito Nacional
Mexicano, que autorizó cinco logias y al cual pertenecieron figuras como
Juárez, Zarco y Comonfort, pues desde su origen tuvo pretensiones políticas y
hubo antagonismos entre sus diversos grupos.
Por
ejemplo, cuando el militar liberal y masón Luis Mier y Terán era gobernador de
Veracruz, y a la orden porfirista de “mátalos en caliente” fusiló sin juicio
previo a masones partidarios de Sebastián Lerdo de Tejada.
El historiador Carlos Francisco Martínez
Moreno también se refirió a las mujeres dentro de la masonería.
La
primera de ellas en México habría sido María Alarcón, esposa del fundador de
uno de los grupos, José María Mateos.
También
lo fue la doctora Matilde Montoya, la primera mujer en alcanzar en México el
grado académico de médico, y postulada actualmente para tener una estatua en el
Paseo de las Heroínas de la capital del país.
Hubo
grupos ortodoxos que no aceptaban la presencia femenina, y otros que en cambio
modificaron sus estatutos para incorporarlas y hasta adoptaron un lenguaje
inclusivo.
Y
de tal variedad de grupos masónicos, que de los más de mil localizados hace un
siglo por el investigador José María Ragoni, llegaron a México 506 del rito
escocés que, como ya se indicó, eran contrarios a los yorkinos y distintos a
las del Rito Nacional Mexicano.
craveloygalindo@gmail.com
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