Por
Alejandro Ruíz Robles
“Aquí México … ¡Cambio y fuera!”
En México, la gran mayoría de las empresas son de
tamaño micro, pequeñas o medianas; basta señalar que en el 2018 era un
porcentaje aproximado del 97 por ciento del universo empresarial.
El origen de éstas es variado; razón por la cual,
podemos señalar que el emprendedor puede tener miles de orígenes, pero la
empresa siempre tiene un fin económico encaminado a generar riqueza.
Si bien en su funcionamiento todas las empresas tienen
procesos similares, no es equiparable el grado de detalle que se da entre los
distintos tamaños de éstas.
Planear los Negocios.
Es común que las empresas mientras más grandes
sean, más procesos tengan en sus distintas áreas que los lleven a ser más
eficaces y eficientes.
Resulta indispensable que haya personas o áreas
encargadas de planear el futuro de la empresa a través de analizar el mercado y
establecer acciones para alcanzar los objetivos propuestos.
A menor tamaño de empresa, estas áreas no existen
y hay personas que absorben múltiples funciones. El emprendedor o el
empresario tratan de tomar sus decisiones atendiendo a una suficiente detección
del problema, atención en el medio, análisis de la situación y planteamiento de
soluciones propicias. De hacerlo bien, lograrán disminuir riesgos al decidir y
sobre todo, minimizar consecuencias negativas.
La importancia del conocimiento.
Si bien, la educación no lo es todo en la vida de un empresario y desde
luego, hay muchos que con un mínimo conocimiento han hecho demasiado, resulta
sumamente importante contar con ella.
Basta recordar que en la escuela aprendemos que la ciencia es la única
fuente de conocimiento confiable y es a través de esta que podemos lograr
razonamientos más acertados, analizando y utilizando métodos empíricos,
objetivos y verificables.
De hecho, a muchos compañeros nos era fascinante que los profesores nos
cuestionaran a través de dinámicas de todo lo aprendido y nosotros
ejemplificábamos el método científico y sus etapas: observación,
experimentación, análisis e hipótesis.
En mi caso, conforme fui creciendo y continué mis estudios, me fui allegando
de más información y experiencias, propias y ajenas, que fueron normando mi
criterio y mi forma de ver las cosas. Comprendí que “a mayor conocimiento
razonado, un resultado más próximo a lo buscado”.
¡“No más”, “Me late”, “Pos así”, “Se me ocurrió”, “De chiripazo”, etcétera!
Desafortunadamente, por las circunstancias
actuales que vivimos, cada vez es más difícil que los emprendedores y los
empresarios se detengan a razonar en el actuar de su empresa.
La mortandad empresarial crece y es más
frecuente escuchar que sucumben o están en vías de ello. Lo más lamentable es
que al analizar con ellos su problemática, encontramos respuestas ilógicas a
problemas muy específicos.
Escuchar que respondan al cuestionamiento de por qué lo hiciste con un “No más”, “Me latió”, “Pues así pasó”, “Se me ocurrió”, “De chiripazo y le
pegaba”, entre otras muchas frases, resulta verdaderamente
triste y normalmente, son los umbrales de una misión suicida.
Por más problemas que enfrentemos como emprendedores o empresarios,
siempre resulta una bocanada de aire fresco tomarnos unos minutos para ver lo
que ocurre, analizar la situación y tomar una decisión; nosotros, la empresa y
quienes trabajan en ella lo merecen. Con toda seguridad, el actuar en forma
reactiva y no razonada pondrá en riesgo la estabilidad y el patrimonio de la empresa.
“Ahorita lo hago”
Es común que expresemos que no nos alcanza el tiempo o bien, que
difiramos las tareas de manera indefinida, para ello expresamos normalmente “ahorita
lo hago”. De hecho, no hay nada más difícil para un extranjero que encontrar la
temporalidad a la expresión “ahorita”. Sin embargo, si no nos tomamos un
momento para planear el futuro, difícilmente tendremos la tranquilidad para
vivir el presente.
Planear no es romper la inercia de nuestras acciones; por el contrario,
es respirar profundo y evaluar la mejor manera de seguir con lo que tenemos,
minimizando los riesgos de perderlo.
Desde luego, también habrá que actuar en forma intempestiva – “en
caliente ni se siente” – pero debemos asumir las consecuencias de lo que
ello representa.
“Todo bajo control”
Por más que pensemos y pretendamos tener todo bajo control, jamás
tendremos el dominio absoluto de la situación; pensemos en la pandemia que
estamos viviendo como el mejor ejemplo de ello. Lo que sí resulta sumamente
importante es aplicar nuestros conocimientos técnicos y experiencia para
alcanzar los mejores resultados.
Tan importante es la razón como el corazón al emprender un sueño y
consolidar una empresa – habrá momentos en que una impulse a la otra -; pero
prescindir de una de ellas es mortal. Es apresurar
un fracaso que pudiéramos evitar.
La mortandad de las empresas siempre generará frustración y pérdida en
quienes participaron de ella y es probable que, muchos no se levanten; sin
embargo, si analizáramos cuales fueron las causas del fracaso, en muchas
ocasiones resultarían acciones que no se tomaron o fueron a destiempo.
¡Un minuto de silencio por una empresa o un emprendimiento es doloroso
por ser ya una realidad que no podemos cambiar!
¡Un minuto de planeación para encarar un problema o alcanzar nuestros
objetivos son una muestra de madurez en nuestro actuar!
¡Los retos del emprendedor y del empresario son saber tomar ese minuto
positivo! … Y TÚ … ¿YA LO HACES?
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