Por Alejandro Ruíz Robles
Crecimos
con las películas mexicanas de la Época de Oro del Cine Mexicano, donde el
charro enamoraba, presumía de valentón y era orgulloso de sus raíces. Con el
tiempo, quienes tuvimos oportunidad de viajar y compartir con extranjeros o
recibir a turistas en nuestra tierra, era muy agradable escuchar comentarios
sobre los mitos que había en torno a nuestro país y resultaba simpático
platicar con ellos acerca de lo que era o no realidad.
El folklore
no se ha perdido pero tal pareciere que las características por las que éramos
identificados como mexicanos en el mundo cada vez más se han transformado. Desafortunadamente
para los que nos esforzamos en trabajar y vivir de acuerdo a nuestros valores, actualmente
las singularidades del mexicano de las que tanto se hablan, tanto fuera como
dentro del país, no nos describen: corruptos, narcos, feminicidas y holgazanes.
“… Los
mariachis callaron …”
Desde
hace algunos años y hasta ahora, han habido personas en México que se han
distinguido por sus acciones u omisiones, de tal manera que por participar en
la corrupción, dedicarse a actividades ilícitas vinculadas con el narcotráfico
o la trata de mujeres o simplemente, con no hacer nada, han logrado que todo
esto sea la forma en que tanto dentro como fuera del país el mexicano sea conocido.
La
imagen viril del mariachi se ha transformado frente al mundo ahora en el
sicario que mata mujeres, trafica con droga, tranza y avanza o bien, en la
persona sucia y desaliñada que espera que los demás cambien su entorno. Es tal
la situación que, los propios discursos políticos y las formas de
entretenimiento masivo, han hecho su tema principal de ello, y tristemente, el
mundo así ya nos conoce.
“… La vida no vale nada …”
En este contexto, pareciera que vivimos en un México que en
cada esquina trafica con armas, drogas o personas, que mata sin césar o que
está lleno de parásitos humanos sin aspiraciones que son dirigidos por
iluminados corruptos y que la única forma de alcanzar el éxito es tranzando y
esperando a ser favorecidos por la gracia de los poderosos. … ¿Y saben qué? …
¡Esta visión de México no corresponde a la cultura del esfuerzo de las personas
con las que he crecido y he visto en mi desarrollo!
México es mucho más que los estereotipos que algunos han
querido implementar para poder manipular nuestra realidad a su conveniencia. Yo
veo gente de trabajo que se compromete con dar su mejor esfuerzo y apoyar a
quien ama, por vivir de acuerdo a sus valores y a sus convicciones. Nuestro
país no es el México Bárbaro que en nada nos representa ni con el cual la
mayoría comulga.
La mayoría de los mexicanos somos gente de trabajo
y sacrificio, solidarios en la tragedia y alegres en las fiestas, leales a
nuestras tradiciones y respetuosos en nuestras diferencias, orgullosos de
nuestras raíces y presuntuosos de nuestras peculiaridades, sonrientes con el
compatriota y atentos con el turista. Vemos en la ley un aliado para una
adecuada convivencia y nos preocupa la injusticia; por ello la reprimimos.
Que otros por sus propios intereses señalen en
todos los mexicanos lo que sólo algunos realizan, es una visión que no
merecemos. Desde luego, estamos conscientes de lo que ocurre y cada uno de
nosotros trata de denunciarlo o evitarlo pero no deseamos alentar acciones
contrarias a nuestro país o a nuestros valores ni mucho menos vivir de ellas. No
matamos, no robamos y trabajamos porque así hemos sido educados; pretender que
lo contrario sea la forma de vida del mexicano es una situación muy lejana a la
realidad.
“… Sombras nada más …”
Usualmente en películas o programas extranjeros se
retrata las imágenes de México en otros colores o con otros matices diferentes
al del país de origen; de tal suerte que basta arribar a nuestro país, para
cambiar de hermosas escenas a paisajes devastados. Esa visión de México en
nada nos representa.
Nuestro país es un paraíso, con buenas y malas
personas, de sol y de sombra, en el que el mejor embajador no es el funcionario
sino la persona que en cualquier lugar te recibe con una sonrisa y te trata con
calidez. Nuestros funcionarios podrán actuar conforme a una política pero
nuestros nacionales actuarán con la fraternidad que nos da ser mexicanos. Hay
más ciudadanos comprometidos con mantener un país en armonía para nosotros y
para quien nos visita que los que quieren acabar con él o transformarlo en una
visión que no nos pertenece ni nos representa.
“… Canta y no llores …”
Hoy tenemos la oportunidad de mostrarle al mundo
el verdadero México; levantándonos de los problemas económicos, políticos y
sociales que vivimos y que han sido magnificados por la pandemia COVID-19.
No queremos primeras planas mundiales que muestren
balazos o muertos, ni material fílmico de traficantes o asesinos.
Preferimos, si acaso, notas en interiores de los
periódicos o de las revistas que muestren nuestros progresos y exalten nuestro
civismo. Que exhiban que el mexicano se levanta temprano para dar su mayor
esfuerzo en su trabajo o empresa y que regresa a su casa con el deseo de
compartir con la familia; esa familia que sabe como nadie alegrarse en las
festividades y comportarse cuando así se le requiere.
“… Afamados por entrones, por eso traen pantalones
…”
Es un buen momento para que todos los mexicanos
nos unamos y regresemos a México al lugar que merece. No pretendemos humillar a
nadie ni lastimar a alguien; únicamente queremos tomar las oportunidades que se
presentan y aprovecharlas; somos personas de trabajo y valores.
Si pretendemos
algo con nuestras autoridades es que nos den condiciones adecuadas para crecer y consolidarnos pero si esto no es
posible, basta que no nos estorben y nos dejen trabajar. Los mexicanos podemos
lograr la grandeza por nuestra sociedad y en eso somos bastante impetuosos.
“… cuando quiere un mexicano …”
Con nuestro actuar podemos no sólo ser reconocidos
por el picante en nuestras comidas, el tequila en nuestras fiestas o el folklore
del mariachi, sino también por la calidad de nuestro trabajo y nuestro
compromiso con el desarrollo sustentable de nuestros proyectos y empresas.
Esa es la imagen del mexicano que requerimos que
sea conocido y reconocido por el mundo. Somos personas bien intencionadas y
valemos mucho más que cualquier serie de eventos desafortunados o actores
públicos negativos. ¡Es un orgullo ser mexicano y como tal, tenemos el gran
compromiso de hacer de México el país hermano que sabe cómo amar a sus amigos,
como honrar sus tradiciones y como respetar al mundo!
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