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H, Matamoros, Tamaulipas:


Que la justicia decida

EN LAS NUBES 

Que la justicia decida

Carlos Ravelo Galindo, afirma:


03 de Diciembre 2018
AsĂ­ pues, nos conviene recordar una lecciĂłn muy importante sobre el aeropuerto de Texcoco.

Nos platicaron contritos los que fueron propietarios de las tierras:

“Ellos tenĂ­an los planos y nosotros los terrenos. Y nos dijeron: Cierren los ojos y recen. Y cuando los abrimos, ellos tenĂ­an los terrenos y nosotros los planos”.

Cometer errores es de humanos y de sabios perdonar. Pero, por supuesto, no de autoridades. Ni de la justicia que debe aplicar sanciĂłn a quien delinque, delinquiĂł o pretenda hacerlo.

Toda proporción guardada es la fábula de perdonar.

HabĂ­a una vez un hombre que para robarle, calumniĂł gravemente a un paĂ­s que creyĂł suyo. Y al ver el Ă©xito que habĂ­a alcanzado. CreyĂł serĂ­a perdonado, si agachaba la cabeza.
No se arrepintiĂł de la ruina que trajo a su tierra con el robo y las calumnias. Pero visitĂł a un hombre muy sabio a quien le dijo:
"Quiero arreglar todo el mal que hice. ¿CĂłmo puedo hacerlo?"

El hombre sabio respondió: "toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta una a donde quiera vayas en el día anterior a tu partida".

El hombre, muy contento por aquello tan fácil, tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día las había soltado todas.
VolviĂł donde el sabio y le dijo: "ya he terminado", a lo que el sabio contestĂł:

"Esa es la parte más fácil.

“Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. Sal a la calle y bĂşscalas"

El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y apenas pudo restañar un puñado.
Al volver, el hombre sabio le dijo:

"AsĂ­ como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, asĂ­ mismo el mal que hiciste al paĂ­s y a su gente humilde corriĂł, volĂł de boca en boca por el daño hecho”.

“Lo Ăşnico que puedes hacer es pedir perdĂłn al pueblo, y regresar lo hurtado. No hay otra forma de revertir tu latrocino".

Los ciudadanos inconformes no perdonaron.

Pero otro sabio, más justo, recogió la protesta de los afectados. Y dio un fallo salomónico:

“Que la justicia decida”

Veamos qué sucede.

craveloygalindo@gmail.com





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