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H, Matamoros, Tamaulipas:


OLÍMPICOS

 Miércoles 31 de julio de 2024


Letras de Arenas

Pepe Arenas, presenta:

“Las Peripecias, por P. Périz Copio”

 

OLÍMPICOS

Estábamos de sobremesa en casa de mi tío Heriberto Copio, y Lupita, su esposa, me preguntó si quería algo más, antes de que retirara lo que quedó en las viandas de la rica comida que preparó: una exquisita sopa de cebolla con queso parmesano, pechugas de pollo rellenas de jamón endiablado, arroz blanco con rajas de chile poblano y crema. Le dije que por mí no había inconveniente en que se llevara todo a la cocina, y para cumplir con lo que me enseñó mi madre, me puse en pie y la ayudé a trasladarlas. Lo que quedó sobre la mesa fueron las mitades de durazno en almíbar, uno de mis postres favoritos.

Era la tarde del domingo anterior y la conversación fue variada y fluida, entre los comentarios de mi tío Heriberto, quien se desempeñó más de tres décadas en la Policía, donde inició una carrera desde el primer grado como cabo “de a pie”, como se decía antes, y luego de transitar por varias dependencias y en distintos cuerpos policiacos, concluyó como comandante en la llamada Policía de Investigación; de modo que en ese largo historial hay un montón de anécdotas interesantes e ilustrativas de lo bueno y lo malo que ocurrió en todos esos años. Nos recordó que durante un periodo más o menos largo, formó parte de un grupo dedicado al deporte, lo que vino a cuento pues ya se habían iniciado los Juegos Olímpicos de París 2024.

—¿Qué hiciste en la Olimpiada del 68, la de México?

—Bueno, verás hija –le respondió a mi prima Liliana, su hija– entonces era subcomandante en la Policía Preventiva y me responsabilizaron de los equipos de tres países, de suerte que tuve que coordinarme con los jefes de esas delegaciones y pude conocer a muchos atletas. y te voy a mostrar más tarde, porque no recuerdo dónde están, un par de álbumes con fotos.  

—Lo que no entiendo es por qué no tenemos mejores resultados como país, si hay recursos, si bien insuficientes, pero aún así la cosecha de medallas es muy pobre— terció Saúl, hermano de Liliana.

—A ver hijo, dime dónde están los jóvenes mexicanos que estudian, se preparan para triunfar, comen tres veces al día, bien alimentados, no consumen drogas, vamos, ni una cerveza, y practican deportes diversos.

Desde la cocina, mi tía Lupita dijo:

—¡En las instalaciones militares, en los cuarteles!

—Ahí tienes la respuesta hijo, tu madre es muy inteligente. Esos son los mexicanos que podrían traer medallas de diversas disciplinas, pues se entrenan todos los días.

No pude sino aplaudir la intervención de mi tía, a la que le pedí una porción más de duraznos en almíbar, pero con crema.

josearenasmerino@gmail.com

 

 

 

 

                                                                              

 


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