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H, Matamoros, Tamaulipas:


AÑO NUEVO

 Lunes 1 de enero de 2024


Letras de Arenas

Pepe Arenas, presenta:

“Las Peripecias, por P. Périz Copio.

AÑO NUEVO

Esta despedida de año me tocó con los Copio, mi rama materna. Cada año alterno, por eso la Noche Buena la pasé con los Périz, y el año próximo –que espero siga por estos lares–, será viceversa.

Cenamos en casa de mi tío Justino Copio Nevares, maestro jubilado, casado con Esperanza Gómez, padres de Heriberto, mi tío, esposo de Lupita, padres de Liliana y Saúl, mis primos. Ella, Liliana –le decimos Lili– es madre soltera de Raulito y Carmelita, adolescentes, mis sobrinos. Llegó mi tío Arnulfo, maestro jubilado, con su esposa, mi tía Adolfina con sus hijos Paco, Susana y otros más, la cosa es que éramos un montón de Copios.

Me gusta mucho esta celebración, por tratarse de un acontecimiento esperado, y porque se renueva cada año la esperanza de mejoría, y me refiero a todo tipo de mejoría, tanto personal, como familiar, como social y, en general de todos los habitantes de este país, del mundo, en general. Pero lo mejor es departir con la familia.

Mis tíos Esperanza y Justino, con la ayuda de su hijo y nietos organizaron todo muy bien: dispusieron una mesa a la que le añaden una porción central para agrandarla y una pequeña para los menores. La cena se sirve a las 9 de la noche para terminar antes de la llegada del año nuevo, uvas en mano y copas llenas para desearnos salud; los adultos tomamos unos tragos para entrar en ambiente, o al menos ese es el pretexto.

Llevé dos botellas de vino tino y una de vino blanco. Mi tía y mis primas se afanaron toda la tarde preparando las viandas típicas de la fecha, y no faltó el recalentado del 24, pues quedó casi completo uno de los dos pavos que sirvieron esa noche.

Un poco antes de las 12, le pedimos a mi tío Justino, por ser el decano de los Copio, que dijera unas palabras, a lo que no se negó, sino que parecía que ya tenía preparado su mensaje, de hecho, pienso que así lo hace cada año. Luego de aclarar la garganta con un traguito de mezcal, tomó la palabra, muy solemne dijo:

⸺ Familia, lo primero es que agradezcamos que seguimos todos aquí, que este año no hubo pérdidas en la familia, seguimos completos hace ya varios años, gracias a Dios. Enseguida, les deseo que sigamos unidos, saludables, en armonía y en paz; sin embargo, no puedo dejar de mencionar esto: no todos los mexicanos están celebrando, pues muchas, muchísimas familias están incompletas, bien porque algunos de sus miembros tuvieron que emigrar por razones económicas y hoy se desempeñan en trabajos para los que posiblemente no están preparados, pero lo hacen para enviar recursos a los que aquí se quedaron; o peor aún, muchos más fueron abatidos por el crimen, o desaparecidos por los malos⸺ y en este punto hizo una breve pausa que pareció demasiado prolongada. Continuó:

⸺ Concluyo con esto: en el año que comienza en un rato más, tendremos ocasión de votar por quien habrá de llevar las riendas del país, para bien o para mal, pues así es nuestro sistema. Les pido sólo una cosa: asegúrense de que cuentan con el medio para ello, es decir, su credencial de elector actualizada, y no se abstengan de votar. Crucen la boleta, no se crucen de brazos. México nos necesita. Gracias.

Luego de los aplausos y los abrazos, contamos una a una las doce campanadas del templo. 

josearenasmerino@gmail.com

 

 

 

 


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