Jueves 15 de septiembre de 2022
Letras de Arenas presenta:
“Las Peripecias de P. Périz Copio”
EL GRITO
Mi tía Susana Copio de López –“de los otros López” dice mi tío Manuel, su
esposo– acostumbra preparar lo que llaman “la cena del Grito” y convida a
varios de los parientes, pero no a todos, pues somos muchos, sino que, conforme
a su extensa lista, cada año le toca a unos elegidos al azar, dice, y por eso
no somos siempre los mismos.
Este año, me dijo, cuando amablemente me llamó para invitarme, tuvo que
restringir el número de comensales debido al incesante incremento de precios en
los ingredientes.
⸺ ¡Ay hijo!, no sé a dónde va a detenerse esta escalada, como dicen en la
tele, todo está por las nubes, así que seremos pocos a la mesa, pero ya sabes
que lo que no falta es el cariño.
Le agradecía mi tía Susy –nos agringamos, ni modo– y le
prometí llevar una botella de tequila, aunque me dijo que no era necesario.
Aproveché para preguntarle si acudiría mi primo Matías Périz, el médico, y me
dijo que no le aseguró que iría, pues no estaba tan animado; y que lo había
escuchado como deprimido cuando hablaron.
De inmediato le llamé a Matías a su consultorio y le propuse que comiéramos
en una fonda que está cerca del mismo, para mantenerse próximo por si lo
requiere alguna parturienta de urgencia, como antes ha ocurrido.
Efectivamente, lo escuché como tristón, así que, sin consultarlo, le
propuse a mi tío Justino Copio que nos acompañara, para tratar de subirle las
endorfinas al buen Matías. Mi tío –que también lo es del propio Mat, como le
decimos en familia–, es un maestro jubilado que siempre acude a las reuniones
familiares guitarra en mano, para cantar las mismas canciones que todos
coreamos y contar los mismos chistes y anécdotas que le hemos escuchado decenas
de veces, pero lo hace con tal gracia, que pareciera que son nuevos.
Nos sentamos a la mesa luego de los abrazos y los besos –somos, en general,
muy efusivos en la familia– y pedimos, por supuesto, un suculento pozole rojo
con carne de cerdo, aunque mi tío prefirió unas tostadas de pata pues tiene
problemas digestivos.
Como no teníamos mucho tiempo para departir, fui directamente al grano y le
pregunté a Mat qué le pasaba.
⸺ ¿Que qué me pasa?, pues casi nada, que veo en grave riesgo a mi amado
México y esto de las “fiestas patrias” como que me pusieron aún peor, porque no
entiendo qué celebramos cuando esto se cae a pedazos.
⸺ Creo que estás exagerando mi querido sobrino⸺ intervino el tío Justino⸺,
no es para tanto, hemos pasado por peores momentos, sólo recuerda cómo nos fue
con Echeverría.
⸺A ver tío⸺ respondió⸺, supongo que
tienes razón, es más, afirmo como tú que hemos tenido periodos muy difíciles;
pero no me refiero únicamente al tema económico, no, mira la situación con una
óptica más amplia: los niveles de violencia generados por la criminalidad
organizada; el incesante y creciente número de desaparecidos; los bandazos de
la política por culpa de los partidos políticos que sólo obedecen a sus líderes
sin razonar las consecuencias; la impunidad sin límite y la creciente
corrupción, todo eso y otros temas que podría agregar, me agriaron el humor y
me enfriaron el ánimo.
Y también se le enfrió el pozole, pues no lo había probado siquiera, así
que quise decir algo para darle oportunidad de comer y a punto estaba de
argumentar algo, cuando mi tío habló:
⸺Bueno, bueno, quizás tienes razón
sobrino querido; pero eso a qué te lleva, qué puedes hacer tú.
⸺Pues mira tío, ya participé en el
68 en el así llamado “movimiento estudiantil” y otras luchas con mis compañeros
médicos. Mis hijos ya no viven aquí, como sabes, se fueron a Valencia con su
madre, yo estoy solo y aunque me va bien en el consultorio, ya presenté una
solicitud en el Hospital General de Lima, en Perú, y estoy decidido a irme de
México.
En ese preciso instante sonó el teléfono y la asistente de Matías le dijo
que tenía un llamado urgente de una paciente que estaba dando a luz en su casa,
así que apenas se despidió y salió a toda prisa. Mi tío y yo nos quedamos ahí,
patidifusos y confundidos, posiblemente pensando en lo que hubiéramos querido
responder a mi primo para tratar de convencerlo de permanecer. En ese momento
en el noticiario que se podía escuchar en el televisor de la fonda mencionaron
el tema de la iniciativa para prolongar hasta el 2028 la presencia de los
militares fuera de sus cuarteles. Ese pudo ser otro argumento de Matías que no
mencionó, pensé.
Cuando llegué a mi casa, luego de llevar a mi tío Justino a la suya, fui al
cajón de mi escritorio y saqué mi pasaporte para ver si aún está vigente.
José
Arenas Merino
–
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