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H, Matamoros, Tamaulipas:


“Veo una Fapermex y un Conalipe con hambre y sed de justicia”

 Miércoles 23 de marzo de 2022




“Veo una Fapermex y un Conalipe con hambre y sed de justicia”

 

No, Teodoro, no te equivoques. Reflexiona y cambia


 PALACIO PUBLICADO EL 23 DE MARZO DE 2019:

En vista de que por tu forma zorruna, marrullera y convenenciera no me brindaste la oportunidad del derecho de réplica-como era lo justo, equitativo y caballeroso-en la sesión del consejo directivo de la Fapermex celebrada el 8 de marzo en Culiacán, Sinaloa, me permito responderte a través de este medio de comunicación. La secuencia de mi escrito va en paralelo a tu intervención que está videograbada con una duración aproximada de 15 minutos y que te haré llegar para que luego, como es tu costumbre, no te deslindes de lo que dices como consecuencia de la senectud.

Ah, y a partir de este momento, te hablaré de tú y eliminaré el “don” y el “señor” porque para mí ya no los mereces. En lo sucesivo, como me trates te trataré.

Si realmente “dieras tu vida por las libertades de prensa y expresión” reprobarías y condenarías las amenazas de Pablo Rubén a mí persona por el ejercicio de la profesión.

Y, sí. Te señaló a ti y a Teodoro Raúl como los responsables de ese penoso incidente que nunca antes se había presentado en los 17 años de constituida la Fapermex, porque nunca le dieron importancia a un problema interno que se agudizó al paso de los años. Luego entonces ¿dónde está la unidad que pregonas? ¿dónde está tu capacidad de liderazgo? ¿dónde está tu capacidad política? ¿dónde está tu capacidad de negociación? Te recuerdo que en política (y esto es política gremial) nunca debe haber confrontación, sino negociación.

Respecto a tu relación de periodistas asesinados-que es tuya, no del “gremio periodístico organizado”-te vuelvo a repetir: no estoy de acuerdo en la forma que presentas los comunicados. Para ti cualquier asesinato de periodista es un atentado a la libertad de prensa y expresión sin que exista algún elemento probatorio. Mi criterio es que exijas el esclarecimiento del asesinato, como es la obligación de la autoridad en cualquier homicidio, pero que no afirmes lo que no te consta. Te recuerdo que es una falta de ética profesional publicar información no sustentada.

Según tú, la ONG Artículo 19 asegura que la mayoría de los delitos contra periodistas son cometidos por funcionarios de los tres niveles de gobierno. Verdad a medias, Teodoro. Para tu conocimiento Artículo 19 tiene registradas poco más de mil 200 agresiones a periodistas, fíjate bien, agresiones, que incluyen recordatorios maternales, maltratos y asesinatos. Solo el 20 por ciento corresponde a homicidios de periodistas.

Afirmas que publicar o sostener una opinión distinta a la tuya es una traición a la Fapermex. Te lo he dicho hasta el cansancio, un criterio distinto no debe tomarse como un acto de insurrección y menos como una traición. Por desgracia, una mente obtusa como la tuya, como consecuencia natural del paso de los años, piensa, cree o da por hecho que los seres humanos estamos producidos en serie.

Tampoco te escudes en eso que dice que “la ropa sucia se lava en casa”. Efectivamente, debiera lavarse en casa. Sin embargo, zorruno como eres, aprovechas a la perfección ese dicho para ocultar el desorden que tienes al interior de la casa. La astucia no es sinónimo de inteligencia.

Refieres que sostuvimos un par de encuentros en un intento de limar asperezas. Cierto, la primera en el restaurante Los Limosneros en el Centro Histórico de la ciudad de México y, la segunda, en el restaurante Los Arcos en San Jerónimo, en el ex Distrito Federal. Pero ¿qué sucedió? Te lo voy a recordar:

En la primera reunión cuya cuenta, por cierto, fue pagada por ti y por tu hijo Teodoro Raúl, por fin confesaste el fondo del enfriamiento de relaciones. Recuerdo perfectamente que estábamos en la sobremesa, te pusiste de pie, te colocaste tu saco que tenías en el respaldo de la silla y me dijiste: mira Mario, no me gustó que invitaras a Tamaulipas a Ricardo Rocha para recibir un galardón. ¿Qué no sabes que Ricardo Rocha es un pinche burócrata que está encargado del canal de televisión del Congreso? Mi respuesta en ese entonces: caray don Teodoro, por ahí hubiéramos comenzado y habríamos evitado que la relación se empantanara.

El acuerdo final que me propusiste fue: en la siguiente asamblea pide una disculpa, di que te equivocaste en Ensenada, todos te vamos a aplaudir y asunto arreglado. Mi respuesta en ese entonces: no don Teodoro, como cree. ¿Disculparme de qué y de quién?

La reunión finalizó en armonía, pero sin acuerdos, y me hiciste el favor de llevarme en tu camioneta Murano color guindo-similar a la mía, por cierto-a la Plaza Garibaldi en donde me esperaban familiares y amigos.

La segunda, en San Jerónimo, mutuo amigo de por medio, y cuenta que pagué en reciprocidad. Al entrar en el tema te pregunté si el distanciamiento tenía su origen en lo personal o en lo gremial. Argumentas que eres práctico y que por ello me respondiste que así no nos íbamos a poner de acuerdo y que lo mejor era tomar decisiones. Propusiste de nueva cuenta que me presentara en la asamblea y ofreciera una disculpa.

En ese momento recordé un sabio consejo de mi padre, que en paz descanse: en una discusión es preferible que haya un necio y no dos. Recuerdo perfectamente que me levanté de mi silla me dirigí hacia ti, te extendí mi diestra y nos dimos un abrazo entre caballeros. El amigo mutuo tomó la foto que supuestamente sería “para el recuerdo”.

Respecto a que hablo con la cabeza agachada, te recuerdo que soy lector por naturaleza. Sin embargo, si así lo prefieres, es uno de mis tantos defectos que no afectan mi criterio ni mis principios. Tu caminas encorvado y no precisamente por la edad y usas el cinturón por arriba del ombligo. No Teodoro, no utilices argumentos infantiles.

Sin embargo, durante la asamblea celebrada en la ciudad de Puebla, impositivo y autoritario como eres, no te gustó mi exposición a pesar de que ofrecí la disculpa que querías, que hasta este momento no sé ni a quién ni porqué.

Te exhibes tal cual en la videograbación cuando afirmas que en mi columna Palacio insulté al presidente municipal de Cuernavaca, hijo de Pablo Rubén. No Teodoro, te equivocas. El hecho de que tu tengas algún compromiso con el alcalde y defiendas a tu amigo Pablo Rubén, no justifica que afirmes que mi trabajo periodístico es con el fin de agredir. Me extraña tu actitud de periodista de altos vuelos que fuiste, cuando no sabes diferenciar una agresión periodística de un señalamiento de hechos sucedidos en ese municipio.

Me parece poco varonil de tu parte cuando refieres favores que hiciste. No Teodoro, los favores no se refieren, se hacen sin esperar nada a cambio.

Aseguras que me diste la mano y que me considerabas como parte de tu familia, que me invitaste a tu casa, que me prestaste a tu chofer, que me avisaste cuando me faltaban documentos para mi titulación y de mis compañeros y que me ofreciste los micrófonos de tu estación de radio en Matamoros. Como siempre, verdades a medias, Teodoro.

Lo que convenencieramente no dices es que yo también te extendí mi mano. ¿Ya se te olvidó quién te apoyo para que instalaras tu radiodifusora en Matamoros? ¿Ya se te olvidó quién te abrió las puertas en el gobierno del estado y te consiguió la audiencia a ti y a tu hijo Gustavo con el entonces gobernador Eugenio Hernández Flores? ¿Ya se te olvidó que también tú y parte de tu familia-incluyendo a Fortino (Q.E.P.D.)-estuvieron en mi casa, a donde se invita solo a los amigos? ¿Ya se te olvidó que tu sobrino Ricardo ocupó parte de mis oficinas en su misión de conseguir las mejores cotizaciones para la antena y cabina de tu estación? Caramba Teodoro, o eres un convenenciero o la senectud te está cobrando la factura.

Mientes cuando dices que me ofreciste tu radiodifusora. No Teodoro, te recuerdo que lo que tú y yo acordamos fue un intercambio editorial entre tu estación de radio y mi periódico, incluyendo el rotativo de mi familiar en la capital del estado. Tu columna Comentario a Tiempo sería publicada en El Diario de Matamoros y El Gráfico de Tamaulipas y mi columna Palacio sería difundida en tu empresa radiofónica. Esa es la realidad Teodoro, no la distorsiones con tus actitudes zorrunas y marrulleras que llevan como objetivo engañar incautos. Tan es así que tu sobrino Ricardo, gerente de tu empresa, el día que se terminó el intercambio editorial me explicó que tales eran las instrucciones del corporativo.

Quiero aclararte que refiero lo anterior no con el afán de alardear favores prestados como tú acostumbras. Lo hago para que quienes escucharon tu intervención en la asamblea y quienes la escucharán a través de la videograbación y este escrito, tengan elementos de juicio para normar el criterio que mejor les parezca. En ese tenor, juzga tú la canallada.

En segmento anterior de tu perorata, dices que ya está cansado de mis críticas y mencionas lo ocurrido en Ensenada, Baja California. Te ayudaré un poco con tus achaques seniles, Teodoro. Lo que te molestó en Ensenada durante la Asamblea General Ordinaria es que como presidente de la Comisión de Vigilancia, Honor y Justicia no aprobé el informe financiero de tu hijo que era el presidente del consejo directivo. Teodoro, me considero una persona responsable de mis actos ¿cómo crees que iba a aprobar un informe financiero si nunca tuve en mis manos un documento contable?

Finalmente, respecto a las clases de moral y valores que pretendes inculcarme te digo clara y llanamente: ahórrate tus consejos, no los necesito. Para tu conocimiento, mi padre (Q.E.P.D.) me enseñó los valores que practico, mismos que he inculcado a mis tres hijos. Por si no lo sabes, la mayor y la intermedia son licenciadas en ciencias de la comunicación y el menor, el varón, es licenciado en administración de empresas. También, te informo que a mis 6.4 décadas de edad disfruto a plenitud mis cuatro nietos.

Por lo tanto, no te preocupes por mis hijos. Preocúpate por el legado que les estás dejando a los tuyos, principalmente a quien te acompaña, Teodoro Raúl. Enséñale a pescar, no le entregues el pez. Incúlcale que trate de brillar con luz propia y no con la tuya para que sepa qué hacer en un momento determinado. También, orienta tus consejos a tu amigo y primer aplaudidor Pablo Rubén que bastante falta le hacen. ¿Cómo es posible que a su edad transite por el camino de la vida con mirada de perdonavidas y buscando camorra?

Reacciona Teodoro, reflexiona, haz un alto en tu vida. Vivimos en tiempos de cambios, de globalización, de modernización. Permite el relevo generacional, no te aferres al poder, que se ha convertido en tu modus vivendi. Ya no son tiempos de cacicazgos ni de amo de horca y cuchillo.

Además, te refiero que tanto tú como Teodoro Raúl se comportaron como patanes al gritarle a mi esposa cuando solo intentaba documentar mi intervención por medio de videograbación para evitar la manipulación. ¿Dónde está tu libertad de expresión y derecho a la información? ¿En que afectaba al desempeño de la asamblea? No, no, no. No te escudes en que se trataba de una reunión de consejeros.

Eres, Teodoro, de las personas que lanzan la piedra y esconde la mano. Zorrunamente dejas que otros ejecuten el trabajo sucio. Lo mismo sucede con tu “democracia dirigida” para imponer dirigentes “títeres”

Aunque, como dice el dicho y dice bien “chango viejo no aprende maroma nueva”, haz un esfuerzo y no dejes pasar la oportunidad de que se te recuerde como un gran líder y no como un cacique, un dictador o un tirano. Entiende, si nadie te refiere lo anterior es porque tu autoritarismo no lo permite y quienes se dicen tus amigos, lógicamente, prefieren la zona de confort que enfrentar a un necio.

La egolatría y el narcisismo son dos graves problemas de trastorno de personalidad que te están afectando en el ocaso de tu vida.

Igualmente, como lo dijiste en la asamblea en Culiacán, si algún día decides cambiar, ahí estará mi mano extendida.

Salud y bendiciones.

Mario Ángel.   



“Veo una Fapermex y un Conalipe con hambre y sed de justicia”

 

No, Teodoro, no te equivoques. Reflexiona y cambia

 

En vista de que por tu forma zorruna, marrullera y convenenciera no me brindaste la oportunidad del derecho de réplica-como era lo justo, equitativo y caballeroso-en la sesión del consejo directivo de la Fapermex celebrada el 8 de marzo en Culiacán, Sinaloa, me permito responderte a través de este medio de comunicación. La secuencia de mi escrito va en paralelo a tu intervención que está videograbada con una duración aproximada de 15 minutos y que te haré llegar para que luego, como es tu costumbre, no te deslindes de lo que dices como consecuencia de la senectud.

 

Ah, y a partir de este momento, te hablaré de tú y eliminaré el “don” y el “señor” porque para mí ya no los mereces. En lo sucesivo, como me trates te trataré.

 

Si realmente “dieras tu vida por las libertades de prensa y expresión” reprobarías y condenarías las amenazas de Pablo Rubén a mí persona por el ejercicio de la profesión.

 

Y, sí. Te señaló a ti y a Teodoro Raúl como los responsables de ese penoso incidente que nunca antes se había presentado en los 17 años de constituida la Fapermex, porque nunca le dieron importancia a un problema interno que se agudizó al paso de los años. Luego entonces ¿dónde está la unidad que pregonas? ¿dónde está tu capacidad de liderazgo? ¿dónde está tu capacidad política? ¿dónde está tu capacidad de negociación? Te recuerdo que en política (y esto es política gremial) nunca debe haber confrontación, sino negociación.

 

Respecto a tu relación de periodistas asesinados-que es tuya, no del “gremio periodístico organizado”-te vuelvo a repetir: no estoy de acuerdo en la forma que presentas los comunicados. Para ti cualquier asesinato de periodista es un atentado a la libertad de prensa y expresión sin que exista algún elemento probatorio. Mi criterio es que exijas el esclarecimiento del asesinato, como es la obligación de la autoridad en cualquier homicidio, pero que no afirmes lo que no te consta. Te recuerdo que es una falta de ética profesional publicar información no sustentada.

 

Según tú, la ONG Artículo 19 asegura que la mayoría de los delitos contra periodistas son cometidos por funcionarios de los tres niveles de gobierno. Verdad a medias, Teodoro. Para tu conocimiento Artículo 19 tiene registradas poco más de mil 200 agresiones a periodistas, fíjate bien, agresiones, que incluyen recordatorios maternales, maltratos y asesinatos. Solo el 20 por ciento corresponde a homicidios de periodistas.

 

Afirmas que publicar o sostener una opinión distinta a la tuya es una traición a la Fapermex. Te lo he dicho hasta el cansancio, un criterio distinto no debe tomarse como un acto de insurrección y menos como una traición. Por desgracia, una mente obtusa como la tuya, como consecuencia natural del paso de los años, piensa, cree o da por hecho que los seres humanos estamos producidos en serie.

 

Tampoco te escudes en eso que dice que “la ropa sucia se lava en casa”. Efectivamente, debiera lavarse en casa. Sin embargo, zorruno como eres, aprovechas a la perfección ese dicho para ocultar el desorden que tienes al interior de la casa. La astucia no es sinónimo de inteligencia.

 

Refieres que sostuvimos un par de encuentros en un intento de limar asperezas. Cierto, la primera en el restaurante Los Limosneros en el Centro Histórico de la ciudad de México y, la segunda, en el restaurante Los Arcos en San Jerónimo, en el ex Distrito Federal. Pero ¿qué sucedió? Te lo voy a recordar:

 

En la primera reunión cuya cuenta, por cierto, fue pagada por ti y por tu hijo Teodoro Raúl, por fin confesaste el fondo del enfriamiento de relaciones. Recuerdo perfectamente que estábamos en la sobremesa, te pusiste de pie, te colocaste tu saco que tenías en el respaldo de la silla y me dijiste: mira Mario, no me gustó que invitaras a Tamaulipas a Ricardo Rocha para recibir un galardón. ¿Qué no sabes que Ricardo Rocha es un pinche burócrata que está encargado del canal de televisión del Congreso? Mi respuesta en ese entonces: caray don Teodoro, por ahí hubiéramos comenzado y habríamos evitado que la relación se empantanara.

 

El acuerdo final que me propusiste fue: en la siguiente asamblea pide una disculpa, di que te equivocaste en Ensenada, todos te vamos a aplaudir y asunto arreglado. Mi respuesta en ese entonces: no don Teodoro, como cree. ¿Disculparme de qué y de quién?

La reunión finalizó en armonía, pero sin acuerdos, y me hiciste el favor de llevarme en tu camioneta Murano color guindo-similar a la mía, por cierto-a la Plaza Garibaldi en donde me esperaban familiares y amigos.

 

La segunda, en San Jerónimo, mutuo amigo de por medio, y cuenta que pagué en reciprocidad. Al entrar en el tema te pregunté si el distanciamiento tenía su origen en lo personal o en lo gremial. Argumentas que eres práctico y que por ello me respondiste que así no nos íbamos a poner de acuerdo y que lo mejor era tomar decisiones. Propusiste de nueva cuenta que me presentara en la asamblea y ofreciera una disculpa.

 

En ese momento recordé un sabio consejo de mi padre, que en paz descanse: en una discusión es preferible que haya un necio y no dos. Recuerdo perfectamente que me levanté de mi silla me dirigí hacia ti, te extendí mi diestra y nos dimos un abrazo entre caballeros. El amigo mutuo tomó la foto que supuestamente sería “para el recuerdo”.

 

Respecto a que hablo con la cabeza agachada, te recuerdo que soy lector por naturaleza. Sin embargo, si así lo prefieres, es uno de mis tantos defectos que no afectan mi criterio ni mis principios. Tu caminas encorvado y no precisamente por la edad y usas el cinturón por arriba del ombligo. No Teodoro, no utilices argumentos infantiles.

 

Sin embargo, durante la asamblea celebrada en la ciudad de Puebla, impositivo y autoritario como eres, no te gustó mi exposición a pesar de que ofrecí la disculpa que querías, que hasta este momento no sé ni a quién ni porqué.

 

Te exhibes tal cual en la videograbación cuando afirmas que en mi columna Palacio insulté al presidente municipal de Cuernavaca, hijo de Pablo Rubén. No Teodoro, te equivocas. El hecho de que tu tengas algún compromiso con el alcalde y defiendas a tu amigo Pablo Rubén, no justifica que afirmes que mi trabajo periodístico es con el fin de agredir. Me extraña tu actitud de periodista de altos vuelos que fuiste, cuando no sabes diferenciar una agresión periodística de un señalamiento de hechos sucedidos en ese municipio.

 

Me parece poco varonil de tu parte cuando refieres favores que hiciste. No Teodoro, los favores no se refieren, se hacen sin esperar nada a cambio.

 

Aseguras que me diste la mano y que me considerabas como parte de tu familia, que me invitaste a tu casa, que me prestaste a tu chofer, que me avisaste cuando me faltaban documentos para mi titulación y de mis compañeros y que me ofreciste los micrófonos de tu estación de radio en Matamoros. Como siempre, verdades a medias, Teodoro.

 

Lo que convenencieramente no dices es que yo también te extendí mi mano. ¿Ya se te olvidó quién te apoyo para que instalaras tu radiodifusora en Matamoros? ¿Ya se te olvidó quién te abrió las puertas en el gobierno del estado y te consiguió la audiencia a ti y a tu hijo Gustavo con el entonces gobernador Eugenio Hernández Flores? ¿Ya se te olvidó que también tú y parte de tu familia-incluyendo a Fortino (Q.E.P.D.)-estuvieron en mi casa, a donde se invita solo a los amigos? ¿Ya se te olvidó que tu sobrino Ricardo ocupó parte de mis oficinas en su misión de conseguir las mejores cotizaciones para la antena y cabina de tu estación? Caramba Teodoro, o eres un convenenciero o la senectud te está cobrando la factura.

 

Mientes cuando dices que me ofreciste tu radiodifusora. No Teodoro, te recuerdo que lo que tú y yo acordamos fue un intercambio editorial entre tu estación de radio y mi periódico, incluyendo el rotativo de mi familiar en la capital del estado. Tu columna Comentario a Tiempo sería publicada en El Diario de Matamoros y El Gráfico de Tamaulipas y mi columna Palacio sería difundida en tu empresa radiofónica. Esa es la realidad Teodoro, no la distorsiones con tus actitudes zorrunas y marrulleras que llevan como objetivo engañar incautos. Tan es así que tu sobrino Ricardo, gerente de tu empresa, el día que se terminó el intercambio editorial me explicó que tales eran las instrucciones del corporativo.

 

Quiero aclararte que refiero lo anterior no con el afán de alardear favores prestados como tú acostumbras. Lo hago para que quienes escucharon tu intervención en la asamblea y quienes la escucharán a través de la videograbación y este escrito, tengan elementos de juicio para normar el criterio que mejor les parezca. En ese tenor, juzga tú la canallada.

 

En segmento anterior de tu perorata, dices que ya está cansado de mis críticas y mencionas lo ocurrido en Ensenada, Baja California. Te ayudaré un poco con tus achaques seniles, Teodoro. Lo que te molestó en Ensenada durante la Asamblea General Ordinaria es que como presidente de la Comisión de Vigilancia, Honor y Justicia no aprobé el informe financiero de tu hijo que era el presidente del consejo directivo. Teodoro, me considero una persona responsable de mis actos ¿cómo crees que iba a aprobar un informe financiero si nunca tuve en mis manos un documento contable?

 

Finalmente, respecto a las clases de moral y valores que pretendes inculcarme te digo clara y llanamente: ahórrate tus consejos, no los necesito. Para tu conocimiento, mi padre (Q.E.P.D.) me enseñó los valores que practico, mismos que he inculcado a mis tres hijos. Por si no lo sabes, la mayor y la intermedia son licenciadas en ciencias de la comunicación y el menor, el varón, es licenciado en administración de empresas. También, te informo que a mis 6.4 décadas de edad disfruto a plenitud mis cuatro nietos.

 

Por lo tanto, no te preocupes por mis hijos. Preocúpate por el legado que les estás dejando a los tuyos, principalmente a quien te acompaña, Teodoro Raúl. Enséñale a pescar, no le entregues el pez. Incúlcale que trate de brillar con luz propia y no con la tuya para que sepa qué hacer en un momento determinado. También, orienta tus consejos a tu amigo y primer aplaudidor Pablo Rubén que bastante falta le hacen. ¿Cómo es posible que a su edad transite por el camino de la vida con mirada de perdonavidas y buscando camorra?

 

Reacciona Teodoro, reflexiona, haz un alto en tu vida. Vivimos en tiempos de cambios, de globalización, de modernización. Permite el relevo generacional, no te aferres al poder, que se ha convertido en tu modus vivendi. Ya no son tiempos de cacicazgos ni de amo de horca y cuchillo.

 

Además, te refiero que tanto tú como Teodoro Raúl se comportaron como patanes al gritarle a mi esposa cuando solo intentaba documentar mi intervención por medio de videograbación para evitar la manipulación. ¿Dónde está tu libertad de expresión y derecho a la información? ¿En que afectaba al desempeño de la asamblea? No, no, no. No te escudes en que se trataba de una reunión de consejeros.

 

Eres, Teodoro, de las personas que lanzan la piedra y esconde la mano. Zorrunamente dejas que otros ejecuten el trabajo sucio. Lo mismo sucede con tu “democracia dirigida” para imponer dirigentes “títeres”

 

Aunque, como dice el dicho y dice bien “chango viejo no aprende maroma nueva”, haz un esfuerzo y no dejes pasar la oportunidad de que se te recuerde como un gran líder y no como un cacique, un dictador o un tirano. Entiende, si nadie te refiere lo anterior es porque tu autoritarismo no lo permite y quienes se dicen tus amigos, lógicamente, prefieren la zona de confort que enfrentar a un necio.

 

La egolatría y el narcisismo son dos graves problemas de trastorno de personalidad que te están afectando en el ocaso de tu vida.

 

Igualmente, como lo dijiste en la asamblea en Culiacán, si algún día decides cambiar, ahí estará mi mano extendida.

 

Salud y bendiciones.

 

Mario Ángel.  

“Veo una Fapermex y un Conalipe con hambre y sed de justicia”

 

No, Teodoro, no te equivoques. Reflexiona y cambia

 

En vista de que por tu forma zorruna, marrullera y convenenciera no me brindaste la oportunidad del derecho de réplica-como era lo justo, equitativo y caballeroso-en la sesión del consejo directivo de la Fapermex celebrada el 8 de marzo en Culiacán, Sinaloa, me permito responderte a través de este medio de comunicación. La secuencia de mi escrito va en paralelo a tu intervención que está videograbada con una duración aproximada de 15 minutos y que te haré llegar para que luego, como es tu costumbre, no te deslindes de lo que dices como consecuencia de la senectud.

 

Ah, y a partir de este momento, te hablaré de tú y eliminaré el “don” y el “señor” porque para mí ya no los mereces. En lo sucesivo, como me trates te trataré.

 

Si realmente “dieras tu vida por las libertades de prensa y expresión” reprobarías y condenarías las amenazas de Pablo Rubén a mí persona por el ejercicio de la profesión.

 

Y, sí. Te señaló a ti y a Teodoro Raúl como los responsables de ese penoso incidente que nunca antes se había presentado en los 17 años de constituida la Fapermex, porque nunca le dieron importancia a un problema interno que se agudizó al paso de los años. Luego entonces ¿dónde está la unidad que pregonas? ¿dónde está tu capacidad de liderazgo? ¿dónde está tu capacidad política? ¿dónde está tu capacidad de negociación? Te recuerdo que en política (y esto es política gremial) nunca debe haber confrontación, sino negociación.

 

Respecto a tu relación de periodistas asesinados-que es tuya, no del “gremio periodístico organizado”-te vuelvo a repetir: no estoy de acuerdo en la forma que presentas los comunicados. Para ti cualquier asesinato de periodista es un atentado a la libertad de prensa y expresión sin que exista algún elemento probatorio. Mi criterio es que exijas el esclarecimiento del asesinato, como es la obligación de la autoridad en cualquier homicidio, pero que no afirmes lo que no te consta. Te recuerdo que es una falta de ética profesional publicar información no sustentada.

 

Según tú, la ONG Artículo 19 asegura que la mayoría de los delitos contra periodistas son cometidos por funcionarios de los tres niveles de gobierno. Verdad a medias, Teodoro. Para tu conocimiento Artículo 19 tiene registradas poco más de mil 200 agresiones a periodistas, fíjate bien, agresiones, que incluyen recordatorios maternales, maltratos y asesinatos. Solo el 20 por ciento corresponde a homicidios de periodistas.

 

Afirmas que publicar o sostener una opinión distinta a la tuya es una traición a la Fapermex. Te lo he dicho hasta el cansancio, un criterio distinto no debe tomarse como un acto de insurrección y menos como una traición. Por desgracia, una mente obtusa como la tuya, como consecuencia natural del paso de los años, piensa, cree o da por hecho que los seres humanos estamos producidos en serie.

 

Tampoco te escudes en eso que dice que “la ropa sucia se lava en casa”. Efectivamente, debiera lavarse en casa. Sin embargo, zorruno como eres, aprovechas a la perfección ese dicho para ocultar el desorden que tienes al interior de la casa. La astucia no es sinónimo de inteligencia.

 

Refieres que sostuvimos un par de encuentros en un intento de limar asperezas. Cierto, la primera en el restaurante Los Limosneros en el Centro Histórico de la ciudad de México y, la segunda, en el restaurante Los Arcos en San Jerónimo, en el ex Distrito Federal. Pero ¿qué sucedió? Te lo voy a recordar:

 

En la primera reunión cuya cuenta, por cierto, fue pagada por ti y por tu hijo Teodoro Raúl, por fin confesaste el fondo del enfriamiento de relaciones. Recuerdo perfectamente que estábamos en la sobremesa, te pusiste de pie, te colocaste tu saco que tenías en el respaldo de la silla y me dijiste: mira Mario, no me gustó que invitaras a Tamaulipas a Ricardo Rocha para recibir un galardón. ¿Qué no sabes que Ricardo Rocha es un pinche burócrata que está encargado del canal de televisión del Congreso? Mi respuesta en ese entonces: caray don Teodoro, por ahí hubiéramos comenzado y habríamos evitado que la relación se empantanara.

 

El acuerdo final que me propusiste fue: en la siguiente asamblea pide una disculpa, di que te equivocaste en Ensenada, todos te vamos a aplaudir y asunto arreglado. Mi respuesta en ese entonces: no don Teodoro, como cree. ¿Disculparme de qué y de quién?

La reunión finalizó en armonía, pero sin acuerdos, y me hiciste el favor de llevarme en tu camioneta Murano color guindo-similar a la mía, por cierto-a la Plaza Garibaldi en donde me esperaban familiares y amigos.

 

La segunda, en San Jerónimo, mutuo amigo de por medio, y cuenta que pagué en reciprocidad. Al entrar en el tema te pregunté si el distanciamiento tenía su origen en lo personal o en lo gremial. Argumentas que eres práctico y que por ello me respondiste que así no nos íbamos a poner de acuerdo y que lo mejor era tomar decisiones. Propusiste de nueva cuenta que me presentara en la asamblea y ofreciera una disculpa.

 

En ese momento recordé un sabio consejo de mi padre, que en paz descanse: en una discusión es preferible que haya un necio y no dos. Recuerdo perfectamente que me levanté de mi silla me dirigí hacia ti, te extendí mi diestra y nos dimos un abrazo entre caballeros. El amigo mutuo tomó la foto que supuestamente sería “para el recuerdo”.

 

Respecto a que hablo con la cabeza agachada, te recuerdo que soy lector por naturaleza. Sin embargo, si así lo prefieres, es uno de mis tantos defectos que no afectan mi criterio ni mis principios. Tu caminas encorvado y no precisamente por la edad y usas el cinturón por arriba del ombligo. No Teodoro, no utilices argumentos infantiles.

 

Sin embargo, durante la asamblea celebrada en la ciudad de Puebla, impositivo y autoritario como eres, no te gustó mi exposición a pesar de que ofrecí la disculpa que querías, que hasta este momento no sé ni a quién ni porqué.

 

Te exhibes tal cual en la videograbación cuando afirmas que en mi columna Palacio insulté al presidente municipal de Cuernavaca, hijo de Pablo Rubén. No Teodoro, te equivocas. El hecho de que tu tengas algún compromiso con el alcalde y defiendas a tu amigo Pablo Rubén, no justifica que afirmes que mi trabajo periodístico es con el fin de agredir. Me extraña tu actitud de periodista de altos vuelos que fuiste, cuando no sabes diferenciar una agresión periodística de un señalamiento de hechos sucedidos en ese municipio.

 

Me parece poco varonil de tu parte cuando refieres favores que hiciste. No Teodoro, los favores no se refieren, se hacen sin esperar nada a cambio.

 

Aseguras que me diste la mano y que me considerabas como parte de tu familia, que me invitaste a tu casa, que me prestaste a tu chofer, que me avisaste cuando me faltaban documentos para mi titulación y de mis compañeros y que me ofreciste los micrófonos de tu estación de radio en Matamoros. Como siempre, verdades a medias, Teodoro.

 

Lo que convenencieramente no dices es que yo también te extendí mi mano. ¿Ya se te olvidó quién te apoyo para que instalaras tu radiodifusora en Matamoros? ¿Ya se te olvidó quién te abrió las puertas en el gobierno del estado y te consiguió la audiencia a ti y a tu hijo Gustavo con el entonces gobernador Eugenio Hernández Flores? ¿Ya se te olvidó que también tú y parte de tu familia-incluyendo a Fortino (Q.E.P.D.)-estuvieron en mi casa, a donde se invita solo a los amigos? ¿Ya se te olvidó que tu sobrino Ricardo ocupó parte de mis oficinas en su misión de conseguir las mejores cotizaciones para la antena y cabina de tu estación? Caramba Teodoro, o eres un convenenciero o la senectud te está cobrando la factura.

 

Mientes cuando dices que me ofreciste tu radiodifusora. No Teodoro, te recuerdo que lo que tú y yo acordamos fue un intercambio editorial entre tu estación de radio y mi periódico, incluyendo el rotativo de mi familiar en la capital del estado. Tu columna Comentario a Tiempo sería publicada en El Diario de Matamoros y El Gráfico de Tamaulipas y mi columna Palacio sería difundida en tu empresa radiofónica. Esa es la realidad Teodoro, no la distorsiones con tus actitudes zorrunas y marrulleras que llevan como objetivo engañar incautos. Tan es así que tu sobrino Ricardo, gerente de tu empresa, el día que se terminó el intercambio editorial me explicó que tales eran las instrucciones del corporativo.

 

Quiero aclararte que refiero lo anterior no con el afán de alardear favores prestados como tú acostumbras. Lo hago para que quienes escucharon tu intervención en la asamblea y quienes la escucharán a través de la videograbación y este escrito, tengan elementos de juicio para normar el criterio que mejor les parezca. En ese tenor, juzga tú la canallada.

 

En segmento anterior de tu perorata, dices que ya está cansado de mis críticas y mencionas lo ocurrido en Ensenada, Baja California. Te ayudaré un poco con tus achaques seniles, Teodoro. Lo que te molestó en Ensenada durante la Asamblea General Ordinaria es que como presidente de la Comisión de Vigilancia, Honor y Justicia no aprobé el informe financiero de tu hijo que era el presidente del consejo directivo. Teodoro, me considero una persona responsable de mis actos ¿cómo crees que iba a aprobar un informe financiero si nunca tuve en mis manos un documento contable?

 

Finalmente, respecto a las clases de moral y valores que pretendes inculcarme te digo clara y llanamente: ahórrate tus consejos, no los necesito. Para tu conocimiento, mi padre (Q.E.P.D.) me enseñó los valores que practico, mismos que he inculcado a mis tres hijos. Por si no lo sabes, la mayor y la intermedia son licenciadas en ciencias de la comunicación y el menor, el varón, es licenciado en administración de empresas. También, te informo que a mis 6.4 décadas de edad disfruto a plenitud mis cuatro nietos.

 

Por lo tanto, no te preocupes por mis hijos. Preocúpate por el legado que les estás dejando a los tuyos, principalmente a quien te acompaña, Teodoro Raúl. Enséñale a pescar, no le entregues el pez. Incúlcale que trate de brillar con luz propia y no con la tuya para que sepa qué hacer en un momento determinado. También, orienta tus consejos a tu amigo y primer aplaudidor Pablo Rubén que bastante falta le hacen. ¿Cómo es posible que a su edad transite por el camino de la vida con mirada de perdonavidas y buscando camorra?

 

Reacciona Teodoro, reflexiona, haz un alto en tu vida. Vivimos en tiempos de cambios, de globalización, de modernización. Permite el relevo generacional, no te aferres al poder, que se ha convertido en tu modus vivendi. Ya no son tiempos de cacicazgos ni de amo de horca y cuchillo.

 

Además, te refiero que tanto tú como Teodoro Raúl se comportaron como patanes al gritarle a mi esposa cuando solo intentaba documentar mi intervención por medio de videograbación para evitar la manipulación. ¿Dónde está tu libertad de expresión y derecho a la información? ¿En que afectaba al desempeño de la asamblea? No, no, no. No te escudes en que se trataba de una reunión de consejeros.

 

Eres, Teodoro, de las personas que lanzan la piedra y esconde la mano. Zorrunamente dejas que otros ejecuten el trabajo sucio. Lo mismo sucede con tu “democracia dirigida” para imponer dirigentes “títeres”

 

Aunque, como dice el dicho y dice bien “chango viejo no aprende maroma nueva”, haz un esfuerzo y no dejes pasar la oportunidad de que se te recuerde como un gran líder y no como un cacique, un dictador o un tirano. Entiende, si nadie te refiere lo anterior es porque tu autoritarismo no lo permite y quienes se dicen tus amigos, lógicamente, prefieren la zona de confort que enfrentar a un necio.

 

La egolatría y el narcisismo son dos graves problemas de trastorno de personalidad que te están afectando en el ocaso de tu vida.

 

Igualmente, como lo dijiste en la asamblea en Culiacán, si algún día decides cambiar, ahí estará mi mano extendida.

 

Salud y bendiciones.

 

Mario Ángel.  


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