Martes 5 de enero de 2021
5 de enero
de 2021
EN LAS
NUBES
Hacemos
silencio y dejemos hablar al corazón.
Carlos
Ravelo Galindo, afirma:
Esta
noche llegan los Santos Reyes. Pon tus zapatos y cierra las puertas. No se los
vayan a llevar.
Acabamos
de enterarnos de tu pesar querida Virginia, en tu saludo cordial que
reproducimos con tristeza:
“Buenas
noches Carlos:
Que
gusto saludarte al inicio del año, con el deseo que la salud, paz, alegría y
tranquilidad te acompañen.
Yo
terminé el año en medio de una tristeza infinita porque mi hermana la mayor que
siempre fue como segunda madre para mi falleció ayer por la mañana.
Fue
un golpe muy duro porque su partida fue repentina.
Ya
te imaginarás todo lo que pasamos por la fecha y la pandemia.
La
vida continúa, aunque yo esté en la depresión absoluta.
Abrazo
grande con mucho cariño”.
Reconocemos
querida colega, poeta y escritora Coca que los poemas o las poesías nos hacen
recordar que vivir no es solo existir.
Que
no hay que ignorar nuestra ignorancia
Que
lo importante, ya sabemos, no es llenar la vida de años. Sino llenar los años
de vida.
Que
la curiosidad nos impulsa a entender el significado de la vida:
La
incertidumbre, la imaginación.
Pero
sobre todo el aquí y el ahora.
Y
nos permite su invisible presencia afirmar que, como ellos, el que cultiva el
silencio se hace más humano y pacífico. Mas consciente y responsable. Más
auténtico y alegre.
Vaya,
para entenderlo, hagamos silencio y dejemos hablar al corazón.
Nosotros
querida Virginia, como les explico también a otros colegas que nos comprenden y
enseguida menciono, damos gracias a Dios por todo lo que nos ha tocado vivir
durante el año que se fue.
Experiencias
agradables y amargas. Triunfos y pérdidas que tuvimos que afrontar.
Demos
gracias, lo aconsejamos, por las personas con las que tuvimos contacto.
No
podemos olvidar y valorar la vida por ser la luz que tenemos en este mundo,
aunque el mismo mundo de muchas formas tratan de apagarla.
Somos
luz y mientras estemos vivos ningún problema, aunque creamos que no se puede
salir de él, puede apagarla.
Demos
gracias al Señor porque tenemos vida, pero también con quien podemos
compartirla y vivirla.
Y
vivirla en la justa medianía.
A
todos los que nos ilustras, gracias.
Nos
escribe doña Beatriz
Corona:
“Reflexiones
profundas para el inicio de año, Carlos.
La
vara está baja, sí es que esperemos lograr un año mejor que el –
afortunadamente – ya ha quedado atrás.
Aunque
todo eso es arbitrario.
La
gran realidad es que seguimos frente a los monstruos en el macro y en el
microcosmos.
Ojalá las energías renovadas nos den mayor
ahínco para hacerlo mejor. Un abrazo, Beatriz”
Y
la también poeta Rusia Mc Gregor González.
“Totalmente
de acuerdo Carlos querido.
Está
en nosotros intentar poder hacer el verdadero cambio.
Muy interesante tu planteamiento.
Que
así sea. Besos, abrazos y bendiciones”.
Y
otro genio, don José Antonio Aspiros Villagómez.
“Estimado
amigo:
Ayer
tus Nubes tomaron un merecido descanso, pero las extrañamos.
Y,
las de hoy, se agradecen por el necesario mensaje de optimismo que contienen.
Que tengas un año tranquilo y grato.
También
nuestra amiga Rusia. Por acá pasamos de jueves a viernes (previos cena y
brindis, sin música ni abrazos); los años viejo y nuevo sólo son puntos de
referencia de carácter astronómico.
Pero, como sea, gracias por la esperanza que
desde las nubes nos infunde 2021, y. Salud. JAA”.
Al repasar la historia, agradecemos la
cantidad de favores recibidos con tres bardos. Ya EN LAS NUBES.
Uno
de ellos, además fue médico cirujano, don Fortino Rentería Meneses. Y
progenitor de los Rentería Arroyave. Uno de ellos Teodoro.
“¡A ti, Madre mía,
tierna y abnegada!
la del alma virgen, la del alma amada,
te
vengo a cantar: no tiene mi lira un dulce sonido,
pues son sus acordes un hondo gemido,
pero que interpretan el inmenso amor tenido
Yo
quiero ofrecerte de las bellas flores
sus
lindos colores, sus suaves olores,
su
santa pureza…Yo quiero ofrecerte los alegres sones,
de
mustios zenzontles y alegres gorriones,
que con sus preludios calman la tristeza.
¡En ti, madre mía! Yo veo reflejado
los dulces recuerdos de mi padre amado
que
se haya en el cielo.
Y por eso hoy tus hijos te ofrecen la palma,
símbolo
de amores, símbolo del alma…
¡Oh
Madre bendita! Eres de tus hijos sublime consuelo.
¡Madre idolatrada! ¡Madre bendecida!
A
quien dulcemente debemos la vida: veme con pasión;
deja
que en tu frente imprima yo un beso
que
os doy con el alma, y lleva en exceso
vehementes
latidos ¡de mi corazón!
Y
también un breve poema de Fernando Celada Miranda, “El Cantor de los Obreros”
“El cantor del Amor”, “El Cantor de Xochimilco”, cuya obra manumisora es
excelsa.
“Madre: tu santo querer
que
me da ventura y calma,
es
caricia para mi alma,
Y
latido para mi ser.
Eres
la noble mujer
por
cuidarme envejecida
eres
la segura égida
que
me sirve de consuelo
eres
el sol de mi cielo
y
el áncora de mi vida”.
Amado Nervo ser poeta era su vida. Fue su
intimidad más profunda y expuesta. Escribir poesía le era indispensable.
Muy
cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque
nunca me diste ni esperanza fallida,
ni
trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque
veo al final de mi rudo camino
que
yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que
si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue
porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando
planté rosales, coseché siempre rosas.
Cierto,
a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡más
tú no me dijiste que mayo fuese eterno! …
Hallé
sin duda largas las noches de mis penas;
mas
no me prometiste tan sólo noches buenas;
y
en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé,
fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida,
nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Nada
mejor que olvidarnos del cruel presente.
Ni
que nacer no pedimos. Vivir no sabemos. Y morir no queremos.
craveloygalindo@gmail.com
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