Miércoles 30 de diciembre de 2020
30 de
diciembre de 2020
EN LAS
NUBES
El dulce poder de la amabilidad
Carlos
Ravelo Galindo, afirma:
“Me
gustó tu plática escrita”.
Esta
sencilla frase de doña María Luisa Izquierdo de Ravelo, esposa de nuestro
hermanito Mauricio, ya en el cielo, nos mueve a responder a nuestros amigos,
parientes, lectores, conocidos y decirles, con simple humildad, que su
amabilidad tiene tal fuerza que hasta el más embravecido mar se apacigua y se convierte
en un remanso de paz en él que brilla fulgurante el sol de la amistad.
Por
los cincuenta años de la boda de nuestra hermanita Marina nos escriben:
Ella,
la novia:
“Buenos
días Güerito de mi vida y de mi corazón ♥️, volver a leer lo que escribes me
llena el alma de amor y agradecimiento a Dios y a la santísima Virgen por estos
maravillosos 50 años de feliz matrimonio, claro con sus altas y bajas, pero
siempre unidos y contigo y Betty siempre a nuestro lado, gracias muchas gracias
por siempre estar.
Y
por siempre están en mi corazón”.
De
otro también enamorado de la vida. El colega Jorge Herrera Valenzuela:
“Esta
tarde, mi estimado Carlos, he leído y releído tus más recientes columnas y
simplemente te comento que me fascina tu personal estilo para referir
diferentes etapas de tu vida, destilando un amor a todos y cada uno de tus
seres queridos.
Comparto
contigo esa forma de manifestar nuestros sentimientos, porque yo soy muy feliz
y a Dios y a la Virgen de Guadalupe, doy gracias por tener una esposa
incomparable.
Tres
hijas y dos hijos que son los fuertes pilares en nuestra etapa de la Tercera
Edad. Siete nietos y cuatro nietas.
Otra
parte muy emotiva y emocionante para Lilia y yo, que hace 60 años, cumplidos el
pasado día 13, iniciamos nuestra vida matrimonial y ahora gozar de un hogar
lleno de ternura, paz, armonía y amor”.
Sí
doña Lilia, confirmaríamos también ufanos, con Jorge un hogar, lleno de amor,
armonía, paz y ternura.
Y
seguimos vanidosos. Tenemos razón cuando Teresita del Carmen, la benjamina de
Juan y Marina, esposa de Pastor Gabriel escribe a su tío.
“Mi
querido tío güero, la tarde de ayer como supongo la de hace 50 años brilló de
manera diferente ... Leo lo que tú relatas de LAS NUBES y la piel se me vuelve
a erizar.
Pasaron
50 años como abrir y cerrar los ojos y Dios me concede la dicha de verlos con
salud y felices.
Lo
demás es efímero.
Sin
lugar a dudas para ser perfecto hizo falta tú presencia, pero las
circunstancias no lo permitieron.
Te
amo con el alma y te comparto la tarde de ayer y por supuesto el video que
preparé con tanto agradecimiento y amor a papá y mamá y por supuesto a los que
fueron y son partícipes de éste gran amor ...
Y
cómo lo dije:
Y
Colorín colorado, este cuento aún no ha terminado…
Invierno 2020 Año de la pandemia”.
Y
otro colega, José Antonio Aspiros Villagómez, que platica lo que le recordó la
misa virtual de los cincuenta años:
“Estimado
amigo:
Felicitaciones
para los esposos que celebraron ayer sus bodas de oro.
También
ayer, se cumplieron diez años del deceso de don Raúl Durán Cárdenas. Eminente
presidente del respetado y respetable Club Primera Plana,
Y
ya que estamos en los recuerdos cincuentenarios, te comentaré que en 1970 hubo
algunos sucesos en mi entorno:
-Cumplí
diez años de haber comenzado a teclear (a los 16).
-Fue
el año en que comencé a manejar y tuve mis dos primeros coches. El primero fue
un Chevrolet 1952 que me vendió don F, a quien ya conocía.
Ese
mismo año lo cambié por un Renault 8S nuevo.
-Tenía
mi hogar en mi primer condominio, avenida Revolución 820, en Mixcoac. (En el
medio siglo posterior, cambié nueves veces más de domicilio).
-Mi
abuelita María, con 18 años de viudez entonces, vendió la casa de Tacubaya
donde nacimos mi madre y yo.
-Faltaban
pocas semanas para que naciera la última de mis cuatro hijos. En marzo próximo
celebraremos sus 50.
-Empezaba
a formarse en mi nuca una dermatitis que me incapacitó por varias semanas al
año siguiente.
-Y
faltaban 50 años para que te escribiera estas líneas con mis saludos. Salud. A”.
Y
de doña Rusia, desde su casa, en donde convalece, en Colima:
A
la poeta y colega Rusia Mc Gregor González. Mil gracias.
“Para
Carlos. Qué maravilloso. Una bendición del Altísimo. Ya sabes que ando atrasada
en la lectura de mis correos.
Este matrimonio, tus hermanos, está lleno de
amor, de paz y de bendiciones.
Te
envío el más fuerte abrazo con todo mi amor y un cúmulo de bendiciones. Vamos
por el siguiente. Por lo pronto, una a la una como todos los días.
Besos
también con mucho amor para nuestra querida e inolvidable Bety. Dios te siga
bendiciendo. (gerundio válido). Rusia”.
Sí,
tenemos con el recuerdo, una jactancia bien ganada.
A
todos, nuestras bendiciones de fin de año.
craveloygalindo@gmail.com
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