Viernes 21 de noviembre de 2025
PALACIO
Por Mario Díaz
¿Ingeniería
política?
-Ex activista asegura que el operativo en el zócalo fue para inhibir
-La estrategia oficial fue orientada a impedir la concentración masiva
-La colocación de las vallas en forma de “L” fue parte del trabajo
programado
H. Matamoros, Tamaulipas.-Tras la polarización de criterios, hipótesis, conjeturas y perspectivas distintas asociadas a la marcha de la Generación Z y Movimiento del Sombrero, vale la pena reproducir una narrativa atribuida a un ex activista y ex funcionario de seguridad que califica la estrategia oficial como “ingeniería política”.
El autor del texto asegura que el operativo implementado por la autoridad gubernamental fue diseñado para inhibir la concentración masiva y no para proteger a los participantes. Explica que la colocación de las vallas en forma de “L” entre la Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional fue parte de la estrategia.
Veamos:
“LA MARCHA EN EL ZÓCALO NO FUE UN
DESORDEN ESPONTÁNEO, FUE INGENIERÍA POLÍTICA PARA CONTROLAR LA NARRATIVA:
ALBERTO CAPELLA, EX ACTIVISTA Y FUNCIONARIO DE SEGURIDAD
Estuve presente en la Ciudad de
México durante la marcha convocada por la Generación Z y otros grupos
ciudadanos, cuyo detonante principal fue el terrible asesinato del alcalde
Carlos Manzo.
Lo que aquí escribo no es
especulación ni reconstrucción de terceros: es lo que vi, viví y analicé
directamente desde el terreno, con la experiencia de haber encabezado —como
activista ciudadano— marchas contra la violencia hace casi 20 años en Baja
California y, por otro lado, de haber coordinado como autoridad la atención de
manifestaciones masivas. Lo hago con la sensibilidad y el entendimiento de
quien conoce estas dinámicas por dentro.
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1. Una marcha de múltiples sectores
ciudadanos, profundamente espontánea y pacífica
La marcha comenzó su desplazamiento
alrededor de las 11 de la mañana. Desde el inicio quedó claro que se trataba de
una movilización plural, integrada por:
• Familias completas,
• Personas mayores,
• Jóvenes,
• Adultos de todas las edades,
• Profesionistas,
• Grupos de vecinos,
• Ciudadanos sin estructuras
corporativas.
Visualmente predominaban:
• Banderas asociadas a la Generación
Z,
• Numerosas banderas nacionales,
• Y el color blanco, símbolo
universal de paz.
Las consignas fueron permanentes,
claras y numerosas:
• Contra Morena,
• Contra Claudia Sheinbaum,
• Contra Adán Augusto López,
• Contra Gerardo Fernández Noroña,
• Y sobre todo, exigencias
insistentes de justicia por el asesinato de Carlos Manzo.
El ambiente era pacífico, indignado y
decidido. Durante más de tres horas, desde Reforma hasta Eje Central, el flujo
fue un río humano ininterrumpido.
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2. La llegada al Zócalo: un operativo
diseñado para inhibir, no para proteger
Al aproximarnos al Zócalo, observé un
operativo que no buscaba proteger monumentos ni facilitar la llegada de la
ciudadanía, sino inhibir la concentración masiva.
El dispositivo de contención estaba
conformado por:
• Vallas metálicas formando una
estructura en “L” alrededor de la Catedral y Palacio Nacional,
• Cierre con vallas en Eje Lázaro
Cárdenas y Francisco I. Madero,
• Único acceso real por la calle 5 de
Mayo.
Este tipo de configuración genera
confusión, lentitud, fragmentación y temor.
Quien conoce estas tácticas sabe que
están diseñadas para reducir el impacto visual, político y numérico de una
concentración ciudadana.
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3. Primer impacto: violencia colocada
exactamente donde ingresaba la ciudadanía
Al ingresar por 5 de Mayo, lo primero
que encontramos fue a un grupo de jóvenes atacando las vallas en la lateral de
la Catedral, justo en el punto donde entraba la ciudadanía pacífica.
Vi:
• Humo,
• Golpes,
• Antimotines resistiendo,
• Gritos,
• Confusión,
• Rostros llenos de miedo.
Miles de personas se detuvieron o se
regresaron.
Colocar un foco de violencia
exactamente en la entrada no es accidental; es una táctica clara de inhibición.
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4. El foco principal de violencia
estaba frente a Palacio Nacional
El grupo más numeroso de vándalos se
encontraba frente a Palacio Nacional, donde la agresión fue más intensa y
prolongada:
• Piedras,
• Botellas,
• Objetos encendidos,
• Cohetones de alto impacto auditivo.
Es esencial puntualizarlo:
La mitad de las vallas derribadas eran las del
frente de Palacio Nacional, no las de Catedral.
Ese fue el punto de confrontación más
grave.
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5. Mi sensibilidad hacia los policías
antimotines: también fueron víctimas
Debo detenerme aquí.
He estado del otro lado del escudo.
Sé lo que implica resistir agresiones directas durante horas.
Ayer observé a policías antimotines
soportar más de cinco horas de:
• Pedradas,
• Golpes,
• Botellas,
• Bombas molotov,
• Humo,
• Gas pimienta,
• Otros agentes químicos,
• Y detonaciones de cohetones
ensordecedores.
Son seres humanos.
Y también fueron víctimas de una
ecuación política que los mantuvo estáticos, recibiendo agresiones sin
autorización para intervenir.
Cuando finalmente los “soltaron”,
reaccionaron con fuerza.
No justifico excesos, pero comprendo
la reacción humana de quien lleva horas siendo atacado.
Ellos también fueron utilizados por
el diseño operativo.
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6. Los cohetones: estruendo que
muchos confundieron con disparos
Los cohetones tenían un impacto
auditivo brutal.
Mucha gente —especialmente quienes no
están habituados a protestas— pensó que eran disparos.
Vi:
• Niños llorando,
• Adultos mayores asustados,
• Familias enteras saliendo
apresuradamente.
Ese estruendo fue determinante para que
miles optaran por no ingresar al Zócalo.
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7. ¿Por qué no se llenó el Zócalo si
la marcha era enorme?
Porque el Zócalo estaba operado para
no llenarse.
Al llegar, la ciudadanía encontraba:
• Violencia colocada
estratégicamente,
• Ruido intimidante,
• Humo,
• Embudos operativos,
• Acceso único saturado,
• Cierres de calles,
• Vallas que reducen el espacio útil.
Cada contingente llegaba, veía el
escenario y optaba por retirarse.
La falta de concentración no fue
espontánea:
fue inducida.
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8. La dispersión final: persecución y
huida por todas las salidas
Cerca de las 4 de la tarde, los
antimotines:
• Abrieron el cerco,
• Avanzaron sobre la explanada,
• Y provocaron una huída
generalizada.
La gente corrió hacia:
• 5 de Mayo,
• 16 de Septiembre,
• Y Francisco I. Madero,
todas saturadas y convertidas en
rutas de escape con embudos formados por vallas.
Fue un momento de pánico para miles.
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9. La “autocracia pasiva”: la
conducta política que explica lo ocurrido
Lo que viví recuerda al
comportamiento “pasivo-agresivo”:
una forma de agredir disfrazando la
intención.
En política, eso tiene nombre:
autocracia pasiva.
Una autocracia pasiva:
• No prohíbe de frente,
• No reprime abiertamente,
• No declara censura…
pero diseña todo para enviar un
mensaje contundente desde Palacio Nacional.
“El Zócalo es de nuestro movimiento”.
Opera así:
• Te deja marchar… pero coloca
violencia donde llegas.
• Te deja avanzar… pero te fragmenta
con embudos.
• No te impide entrar… pero genera
miedo para que no te quedes.
• No impide la protesta… pero
distorsiona la imagen final.
Es control sin admitirlo.
Es represión sin declararla.
Es autoritarismo administrado.
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10. Mi conclusión personal
Vi una marcha enorme, plural,
pacífica y profundamente ciudadana.
Vi indignación y esperanza
conviviendo en un mismo espacio.
Vi a México caminar con dignidad
desde el Ángel hasta las inmediaciones del Zócalo.
Vi policías utilizados y agredidos
durante horas.
Vi familias atemorizadas por
violencia colocada estratégicamente.
Y vi un operativo diseñado para
alterar la percepción pública de una movilización histórica.
Lo pacífico fuimos nosotros.
La narrativa del caos fue inducida.
El sábado no fue desorden espontáneo:
fue ingeniería política para
controlar la narrativa”.
¿Cómo la ve?
DESDE EL BALCÓN:
I.-Con el respeto que se merecen
todas las opiniones, comentarios y perspectivas políticas, la realidad es que
lo antes expuesto no es producto de ciencia ficción ni tampoco representa un
escenario cuyo objetivo sea la crítica destructiva.
Y hasta la próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx

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