Domingo 12 de octubre de 2025
Letras de Arenas
Pepe Arenas, presenta:
“Las Peripecias, por P. Périz
Copio”
CORRUPCIÓN
Inquieto
por la salud de mi tío Heriberto, que cayó en cama por una subida de presión la
noche del 2 de octubre, luego de ver en la televisión las imágenes de la
manifestación que desde hace 57 años se realiza para conmemorar los trágicos
acontecimientos en que derivó el llamado “Movimiento Estudiantil del 68”. Ver
cómo, impunemente, un grupo de embozados (“¡cobardes!, fue lo menos que gritó,
me platicó mi tía Lupita, su esposa”), del llamado “Bloque Negro” cometían una
vez más agrediendo, insultando y robando. Es que mi tío fue un destacado,
honesto policía y mirar eso le provocó un soponcio.
—
Ya está bien, según dice tu tío, pero tengo dudas, ya ves que con los años se
ha vuelto muy sensible, y para colmo, su hipertensión se ha agravado, según
dijo el tío Arnulfo, el médico de la familia en quien sólo confía Heriberto.
Dijo que no era necesario llevarlo al hospital y le bajó la presión con
medicamentos.
—
Ah, qué bien, tía, son buenas noticias.
—Sí,
ya anda por aquí dando lata. ¿Vas a venir esta tarde?, haremos una meriendita
familiar, anímate y ven, le dará gusto verte. También espero a mis suegros y a
mis hijos.
—
Gracias tía, sí, iré para saludar también a mi tío Justino y a mi tía
Esperanza, y claro, a Liliana y a Saúl.
Llegué
puntual, a las siete, para la merienda, que ya casi nadie acostumbra, supongo que,
por temas económicos, principalmente. Mi tía puso en un florero los jazmines
que llevé.
Imposible
no hablar del tema del huachicol, del que nos hemos enterado todos.
—
La corrupción es sinónimo de corrosión. Va erosionando las estructuras
sociales, políticas y económicas, como si las bañaran en ácido muriático.
Parece que es imparable y más, que se multiplica, se expande en todas las
instituciones— sentenció mi tío abuelo Justino, profesor ya jubilado, que, a
pesar de tantos calendarios, está lúcido como un joven.
—
Tienes mucha razón abuelo — dijo Liliana— y, como dices, se extiende como una
peste. Creímos que los cambios de partido político serían la solución y nada,
ya vemos, no sólo no se detuvo, sino que crece.
—
Quizá esté en nuestra cultura, como dijo Peña Nieto, que está en los genes del
pueblo mexicano— apuntó su hermano Saúl.
—
Pues en tal caso no sólo nosotros tenemos ese gen, hoy vi un video del
presidente de El Salvador, que dijo que, así como logró someter a los
pandilleros, ahora va sobre los corruptos, y ya comenzó con un funcionario de
muchos años al que incautaron lo robado. Quizá necesitamos un Bukele en México—
respondió Liliana.
Noté
que mi tía Lupita se revolvía en su silla, ante el silencio del tío Heriberto.
Acaso ella que lo conoce como nadie, se percató del efecto que el tema le
estaba afectando y acaso temió que le subiera nuevamente la presión.
—
A ver, a ver, díganme qué les parecieron los tamales oaxaqueños, y si quieren
otro, antes de la rosca de nuez, les paso el platón.
Interpretamos
su oportuna intervención. Yo me serví otro tamal, estaban buenísimos.
josearenasmerino@gmail.com

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