Lunes 23 de junio de 2025
Letras de
Arenas
Pepe
Arenas, presenta:
“Las
Peripecias, por P. Périz Copio”
GUERRA
La
merienda ya no es parte de las costumbres familiares, acaso porque la vida, al
cambiar, modifica los usos, pero pienso que es más bien un tema de economía: ya
no alcanza más que para tres comidas al día, por eso ya no sólo la merienda,
sino también el almuerzo de media mañana desapareció; sin embargo, en casa de
mi tío Arnulfo Copio Soberanes, maestro jubilado, la costumbre se mantiene. Y
ahí estábamos.
—
Algo te aflige, tío, lo noto en tu semblanza, no has hecho ninguna de tus
bromas que tanto nos divierten— le dijo Felipe, mi primo, músico de profesión.
—
Ah, no pensé que se me notara, sobrino. Les diré que sí, me agobia, aunque no
sé si es la mejor palabra para expresar mi sentir, me agobia la situación en el
mundo. Me refiero a la guerra, o mejor dicho, las guerras. Luego de tantos años
de habitar este planeta maltrecho al que tanto daño le hacemos los seres
humanos, o debiera decir inhumanos en el caso de muchos, no termino de aceptar
que es nuestra naturaleza ese comportamiento belicoso, esa conducta de algunos
individuos y pueblos que están siempre en pie de guerra.
—
¿Te refieres a lo que está pasando en Medio Oriente entre Israel e Irán? — preguntó
Florencia, hija de Felipe, que estudia la Preparatoria y seguirá los pasos de
su padre en la Escuela Nacional de Música de la UNAM.
— Bueno, no sólo a esa en particular, porque
también ocurre en Ucrania, por la invasión rusa y ahí mismo, entre Israel y los
pobres palestinos, y seguramente me faltan otros de los así llamados “frentes
de batalla” que posiblemente hay en África, que los medios de comunicación no
reportan.
—
Pues no te aflijas tío— dijo Marcela la esposa de Felipe—, lo bueno es que en
México vivimos muy lejos y nada puede pasarnos, nosotros no estamos en guerra.
—
¿Qué no estamos en guerra? —intervino mi tío Heriberto, policía ministerial ya
retirado—, claro que estamos en guerra, o algo muy parecido, porque en casi
todo el país hay enfrentamientos con muchas bajas, incluida las personas que
nada tienen qué ver en la lucha entre los narcoterroristas y las fuerzas
armadas.
—
Bueno, bueno, no hablemos de temas tan tristes, como sea, nada ganas con
agobiarte viejo— le dijo mi tía Adolfina a Arnulfo, su marido— estamos aquí, a
salvo, disfrutando de una rica merienda. Florencia, hija, qué tal si pones algo
de música, ahí está el aparato.
Florencia
eligió una canción de Lennon: “Imagina”
Aproveché
la pausa y me serví otro tamal de Oaxaca y un poco más de champurrado.
josearenasmerino@gmail.com
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