Nuevas Noticias
Cargando...


H, Matamoros, Tamaulipas:


No dispares

 Viernes 27 de diciembre de 2024


No dispares

Espera, dame unos segundos, uno al menos. Quita el dedo del gatillo unos instantes, no me dispares antes de poner en orden mis pensamientos, de poner en fila retroactiva las fotografías que guardo en un archivo especial, ese donde hay imágenes que me hacen sonreír, más aún, reír a carcajadas; y esas otras que tienen una pantalla gris, como de un humo que no me deja respirar, las dolorosas, tristes, imágenes que no pude borrar.

No dispares, no aún, dame unas fracciones de segundo para avisar a mis ancestros que voy para allá, donde están ellos hace tiempo, mucho, poco tiempo, aguardando mi llegada. Quiero hacerles saber a los que se quedan aquí que no me esperen, que no llegaré a la cena hoy, ni al desayuno mañana, porque ya se me acabó el mañana.

Quita el dedo del gatillo, te lo ruego, al menos unos instantes para orar, para darle gracias a mi Dios por la oportunidad de haberlos conocido, a todos los que tropecé en mi camino sin querer, a quienes debo pedir una disculpa; y a los que debo agradecer por su compañía, por sus enseñanzas, por su paciencia y tolerancia; a todos los que hoy, cuando voy a morir, hubiese querido decirles adiós, viéndolos a los ojos, al menos, si no con un abrazo sin prisa, apretado, fuerte, uno más al menos.

No dispares, no antes de evocar tantos y tantos recuerdos que en este instante se atropellan en mi memoria tratando de ganar un sitio preferente, sin lograrlo, pues no es posible darles prelación en tan breve lapso. No estoy listo, no lo estuve antes pues no sabía que un día, este día, estarías frente a mí con esa arma apuntando a mi cuerpo, presto a cegar mi vida así, sin saber quién soy, sin saber si amo, si alguien me ama, si tengo hambre o si tuve sueños memorables la noche de ayer, mi última noche.

Bueno, si no puedes concederme un par de segundos más, hazlo, aprieta el gatillo ya, como antes lo haz hecho sin miramientos, así, acostumbrado ya a ver caer a quienes ni su nombre sabes, sin siquiera escuchar sus ruegos, porque para ti no son personas, no son seres con deseos, con historias, con emociones y sentimientos, son sólo cuerpos, y disparas obedeciendo no un instinto de conservación de tu propia vida, pues no te amenazan, no te intimidan, sólo obedeces a quien te reclutó para eso, para disparar, para matar sin dudar y terminaste convertido en sicario, en gatillero a cambio de dinero.

Dispara ya. 

 

José Arenas Merino

XII/24


Publicar un comentario

0 Comentarios