Lunes 14 de octubre de 2024
Letras
de Arenas
Pepe Arenas, presenta:
“Las Peripecias, por
P. Périz Copio”
VIOLENCIA
Mi querida tía Gudelia, la esposa de Rodolfo Périz,
el más longevo de mis tíos, cercano a la novena década, me hizo el favor de
invitarme a comer a su casa, con motivo de su cumpleaños. Acudí con un ramo de
gladiolas –sus favoritas– para cumplir con la norma que mi mamá me dejó entre
otras: no llegues con las manos vacías a una casa donde te inviten, o que no te
inviten, procura siempre llevar un presente, por sencillo que sea, en
particular si se trata de la casa de un pariente. Además, le llevé un frasquito
–a la medida de mi economía–– del perfume favorito de mi mamá, “Je reviens, de
Worth”, que usó por años, y años.
También llegaron también mi tía Rita Martínez, viuda
de mi tío Luciano, el hermano mayor de Rodolfo, ahora decano de los Périz, y con
ella, sus hijos Martina y Patricio, Pato, mis primos queridos. Ya estaba ahí Amalia,
hija de Rodolfo y Gudelia, maestra de primaria.
Fue una cena apacible, con un rico menú a base de
platos poblanos que inició con las típicas chalupitas con crema y queso y una
sopa de tortilla y, por supuesto, mole con doce especias, porque nos aclaró que
no consiguió más de las treinta que se le añaden, según dicen los que saben.
A mi tío Rodolfo le llevé una botella de un tequila
nuevo, Carbono 14 que está elaborando un amigo, precisamente con agave poblano
con el que hace tiempo fabrica el ya famoso mezcal Oxhoa. Lo degustamos y le
dimos un pulgar arriba de aprobación.
Todo iba muy bien. La conversación giró en torno a temas
del pasado, a cargo de la tía Gudelia, en particular, pues con motivo del mole,
ella, originaria de Cholula, nos platicó varias anécdotas relacionadas con ese
platillo. Nos comentó también cómo fue que se conocieron ella y el tío Rodolfo,
en fin, hasta ahí la cosa fluía; sin embargo, mi primo Pato metió la pata,
cuando preguntó si habíamos visto o escuchado el tema del terrible homicidio
del recién iniciado en funciones del alcalde de Chilpancingo. Mala idea, primo.
— Por supuesto que todos estamos al tanto de ese
atroz suceso, hijo— dijo mi tío—, es más, puedo asegurar sin temor a
equivocarme, que tan infausto acontecimiento fue motivo de noticia en el
extranjero, consignada en diarios y medios televisivos y radiales.
— No sé qué hará el nuevo gobierno, algo que sea
verdaderamente eficaz para detener la ola violencia que nos agobia, que amenaza
ahogar en sangre todo el territorio— apuntó Amalia.
— No parece haber límite. Por más que hagamos por no
darnos por enterados y evitar hablar de esto, en particular con los niños y los
jóvenes, se ha normalizado el tema, al punto de que para ellos ya no es motivo
de asombro— dijo mi tía Rita.
— Pido perdón por haber mencionado el hecho, pero la
verdad es que me agobia pensar que no tiene solución esta situación y me
pregunto sin respuesta qué sigue, hasta dónde llegaremos, si es que tiene un
posible fin— expresó con evidente pesadumbre mi primo.
— Bueno, no es que hagamos como los avestruces, familia,
pero creo que no es lo mejor hablar de violencia cuando estamos celebrando el
cumple de la tía Gudelia. Volvamos a la conversación en la estábamos. Tío
Rodolfo, cuéntanos más de esos tiempos en que había paz, por favor— terció
Martina.
Escuchamos de eso y más, pero estoy seguro de que en
el subconsciente está el tema de la violencia.
Le pedí a mi tía que me sirviera otro pedazo de
pastel, luego de que le cantamos “Las mañanitas” y apagó las velas.
josearenasmerino@gmail.com
0 Comentarios