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H, Matamoros, Tamaulipas:


PLEGARIA

 Sábado 21 de septiembre de 2024


PLEGARIA

Letras de Arenas

Pepe Arenas, presenta:

“Las Peripecias, por P. Périz Copio”

PLEGARIA

Según el calendario de mi celular, era momento de acudir a la casa de mis tíos abuelos Arnulfo y Adolfina, porque él le dio otra vuelta al Sol, como dicen ahora cuando se cumple otro año de vida. Y por cierto que la de mi tío Arnulfo ha sido muy longeva, como la de muchos otros miembros de ambos lados de mi familia, de hecho, él es actualmente el Patriarca de los Copio, de modo que no podía faltar, ni podía faltar tampoco la botella de mezcal Oxhoa, así que ella y yo llegamos juntos a su casa.

Ahí estaban mi tía Susana, su hija y su marido, Manuel, médico nutriólogo; y los hijos de estos, mis primos Maricela, Yadira y Arturo.

Mi tía Adolfina se lució con el menú, que incluyó uno de los platos favoritos de mi tío: robalo a las finas hierbas, luego de una sopa de mariscos. Susana hizo el flan de queso que tanto le gusta a su papá y para quedar bien con el suegro –si fuese necesario, luego de tantos años de ser su único yerno– puso sobre la mesa, luego de asegurar que estaban a la temperatura adecuada, dos botellas de vino espumoso Riccanonna proessco. Antes, ya mi tío le había hecho los honores al mezcal, que bebimos con trozos de pepino con sal y chile piquín.

Cuando nos sentamos a la mesa, mi prima Yadira, magnífica actriz y muy buena cantante, mezzo soprano, propuso no un brindis, sino que hiciéramos una plegaria, que supusimos sería para honrar a su papá, por ser su cumpleaños.

Antes de escucharla, se adelantó su hermano Arturo. Dijo:

— Me parece buena idea, pero no deja de sorprenderme, Yadira, no somos de orar o rezar.

— Bueno, yo no dije oración, dije plegaria, que no es lo mismo. Ciertamente, mis papás, y no lo digo como reproche o cosa parecida, no nos orientaron a la religión, es más, te aseguro que no hemos ido a un templo desde que se casó nuestra prima Lupita, y de eso ya hace al menos dos años; sin embargo, nos enseñaron que hay un Dios, al que debemos

agradecer lo que recibimos, y que a Él hay que pedirle lo que no tenemos, claro que, con medida, no exageremos.

— Bueno, venga pues la plegaria, vamos a escucharte.

Nos dispusimos a oír a Yadira pedir por el bienestar y salud de mi tío Arnulfo, pero…

— Padre celestial, te pido, a nombre de mi familia y de todas las familias mexicanas, que cuides nuestro país, que no permitas que continúe el baño de sangre de tus hijos, y que nos libres de la violencia; que le des alimento a quien carece de él; que les proporciones refugio a quienes están a la intemperie; que acompañes a los que transitan hacia un destino que sea mejor que aquel del que van huyendo; y, en especial, que a quienes van a gobernarlo en este cambio que se anuncia, les des inteligencia, sabiduría y voluntad para bien de todos. Amén.

Estuve a punto de aplaudir, pero me contuve, pues no era pertinente. Mi tío se levantó de su asiento y abrazó a mi prima. Fue muy emotivo ese momento.

Arturo agitó un poco la botella de vino y el pum del tapón nos devolvió a la fiesta.

josearenasmerino@gmail.com

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