Martes 6 de agosto de 2024
Letras de Arenas
Pepe Arenas, presenta:
“Las Peripecias, por P. Périz Copio”
PODER
Como cada lunes, me presenté en la casa de mi tía Rita Martínez, la viuda
de mi tío Luciano Périz, con mi bolsa de pan –aclaro, bolsa de papel, para no
contaminar– a disfrutar de su compañía, de la de mis primos Patricio, Pato, y
Martina, además de un rico desayuno: omelet de espinacas, luego de una generosa
porción de papaya con queso cottage, mi plato favorito, no sólo por sabroso,
sino por sus efectos digestivos. El café lo aportó mi tío Rodolfo Périz,
hermano menor del finado Luciano.
— Tienes cara de preocupación cuñado.
— No me digas Rita, ¿de verdad se me nota tanto? Bueno, quizá no es
precisamente preocupación, ¿sabes?, es un tanto de desasosiego, de pena. Les
diré, lo que me inquieta es ver que pasan y pasan los años, qué digo años,
décadas, siglos, y parece que los humanos no entendemos que esta es una casa
común, me refiero a la Tierra, y no faltan los conflictos, los desencuentros y
más aún, las confrontaciones directas, las guerras. Me acerco al final de mi
vida –no me veas así, Rita, es la verdad, mi hermano Luciano me está esperando
allá, en la Casa del Señor, por la natural razón de mi edad– y me inquieta, me
desanima el escenario. Díganme si no es para desalentar el panorama mundial,
bueno, no que sea generalizado, pero aquí y allá hay enfrentamientos, entre
países, pueblos, comunidades.
— No te desanimes, tío, no permitas que te afecte tanto esto de lo que nos
informan los medios. Finalmente, así ha sido la historia de la humanidad, ¿no?
— Es verdad Pato, sin embargo, me aflige constatar que no aprendemos, si no
es por un motivo, o sin motivo, seguimos en el mismo carrusel, dando vueltas
sin cesar y a nada nos lleva, o sí, nos lleva a la hecatombe, por exagerado que
suene.
Supongo que no sólo a mí me estaba sabiendo a trapo el omelet. Le iba a
preguntar a mi tío qué empuja a los humanos a esa conducta, pero tomó la
palabra mi prima Mariana, que se recibirá en unas semanas como licenciada en
Derecho y ya dijo que pretende incorporarse a la Comisión de Derechos Humanos
de la ONU.
— A qué atribuyes, tío, que esto suceda, que no haya un periodo largo de
paz, quiero decir, no sólo entre países, sino aún en el interior de los que
tienen problemas internos.
— Son muchos los factores, hija, pero uno que me parece central, es el
poder, me refiero al poder en general: político, económico, religioso, y en
especial, al que a un individuo le permite sentirse eso, poderoso frente a sus
iguales. Ejemplos sobran, si nos detenemos a pensar en ello: en lo político,
los gobernantes, que llegan a una posición que les permite eso, gobernar, no
para administrar y hacer el bien colectivo, sino para aprovecharse de los demás
en beneficio propio. Mira si no lo que está ocurriendo en Venezuela: un
individuo que no quiere dejar su posición de todopoderoso, que inició como
ministro de Relaciones Exteriores en 2006 y pretende seguir ahora como
presidente hasta 2031.
— A ver, Rodolfo, querido cuñado, te sirvo otro café y una campechana con
nata, porque acuérdate que “las penas con pan son menos”.
Sin palabras, le agradecimos a mi tía su intervención. Me serví otro café.
josearenasmerino@gmail.com
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