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H, Matamoros, Tamaulipas:


MUJERES

 Sábado 9 de marzo de 2024


Letras de Arenas

Pepe Arenas, presenta:

“Las Peripecias, por P. Périz Copio”

MUJERES

Con el pretexto de presumirle a mi primo Pato, bueno, Patricio, mi nuevo scooter, llegué a casa de mi tía Rita, su mamá, y aunque fue entre comidas mi arribo, como es costumbre nos instalamos en la cocina y ella me ofreció un café de Coatepec, el que consumimos no sólo los Périz, sino también los Copio, ya que nos lo envía mi primo Martín desde su beneficio.

Mi tía pidió disculpas por subir las piernas a una silla, pero como lo dijo, estaba aún adolorida, en especial de los pies, porque ayer acudió a la marcha con motivo del Día Internacional de la Mujer.

⸺ Ya no estoy en edad para esos trotes, pero aunque tu primos aquí presentes, Pato y Martina, trataron de disuadirme de ir a manifestarme con mis congéneres, y antes no lo había hecho, ahora que en los noticiarios nos informan que cada día mueren asesinadas no sé cuántas mujeres, pues me pareció que quedarme aquí apoltronada frente a la tele, no es correcto: mi conciencia cívica, si eso existe, no me habría dejado en paz.

⸺ Pues sí, mamá, pero como acabas de decirlo, ya no estás en condiciones de exponer tu salud así sea por una causa como esa. Con que mis primas y yo hayamos marchado era suficiente.

⸺ Hmmm, estoy y no estoy de acuerdo contigo, hermanita. Como dijo mi mamá, hay que tomar parte en esas manifestaciones, además, aunque se haya cansado y ahora tenga un poco hinchados los pies, su conciencia cívica, como dice, no sólo no le reprocha, sino le felicita por el esfuerzo. Mi padre estará muy orgulloso de ti mamá, allá donde esté.

Eso dijo Pato y estuve de acuerdo. Cuando iba a externar mi opinión, sonó la campanilla y él se levantó a abrir. Llegaron mi prima Amalia y Gudelia, esposa de Rodolfo y Gloria, esposa de Matías, que también acudieron ayer a marchar, y como ahí lo aclararon, estaban inquietas por saber del estado de mi tía, la que les agradeció esa atención.

Martina se acomidió a servir más café a las recién llegadas y a mí, y partió y compartió el pastel que llevó Amalia, mi prima, maestra de sexto año en una escuela primaria pública.

Gloria, enfermera de profesión, revisó los pies de mi tía, a pesar de su resistencia, pero dijo que estaba bien, que requería sólo reposo y un desinflamatorio.

Les expresé mi admiración y solidaridad por haber acudido a la marcha y me interrumpió Amalia para hacer una severa crítica:

⸺ A pesar de que se explica el enojo y la frustración de tantas mujeres violentadas, madres que no encuentran a sus hijas y las quejas contra los abusadores, me parece que la violencia siempre genera violencia. No justifico que haya destrozos ni vandalismo, pues eso nos pone en el mismo nivel de salvajismo de los machos y nos rebajamos, en vez de enaltecer nuestra causa.

No pude estar más de acuerdo, pero nada dije, pues tenía un trozo de pastel en la boca.

josearenasmerino@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 


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