Martes 11 de abril de 2023
Letras de Arenas
Pepe Arenas,
presenta:
“Las Peripecias,
por P. Périz Copio”
COCAS
⸺
Pásale, hijo, pásale, como antes se decía, “a lo barrido”⸺ me dijo mi tío
abuelo Justino luego de abrir la puerta. Nos dimos un abrazo con gran afecto.
Tuve
el gusto enorme de ser su alumno en la Primaria Emiliano Zapata, donde instruyó
a no sé cuántas generaciones hasta su jubilación. Recuerdo que era muy
estricto, sobre todo con la formalidad, ya que no perdonaba incumplimientos con
la tarea, y ni qué decir de la disciplina. A pesar de ser así, o por ser así,
muchos padres de familia solicitaban anticipadamente a la maestra María Italia
Gómez, la directora, que les permitiera inscribir a sus hijos en el grupo del
profe Justino. Eso hizo mi mamá.
No
obstante que mi tío nunca fue afecto al trago, cuando me convoca a comer en su
casa, llevo siempre una botella de mezcal Oxhoa, el que prefiero, y para mi tía
Esperanza un ramo de claveles blancos, sus preferidos. Estábamos apenas
sentándonos en el antecomedor mi tío Justino y yo, para tomar un mezcal, cuando
llegaron Susana, su hija, y su marido Manuel, mis tíos. Hacía casi un año que
no veía a Manuel, nutriólogo, con quien me identifico por el gusto por el
futbol americano, pues ambos lo practicamos en la Prepa.
⸺
¿Quiénes más vienen, papá?⸺ preguntó Susana.
⸺
Bueno hija, ya sabes que siempre les avisamos a otros Copio, pero varios andan
de viaje, con motivo de la Semana Santa, que, ya sabemos, es un buen pretexto
para vacacionar.
⸺
Así es, papi, como mi hija Maricela y mi yerno Flavio andan en Acapulco, por lo
que estoy con el Jesús en boca, ya ven que en las noticias dicen que hasta en
la playa hay balaceras, pero bueno, así está pasando en todos lados, qué le
vamos a hacer.
Finalmente,
cuando estábamos a punto de iniciar la comida, llegó mi prima Liliana Copio,
activista social, comprometida con diversas causas en distintas organizaciones,
madre soltera de Raúl y Carmen, mis
sobrinos que se incorporaron a la
mesa.
Mi
tía Esperanza, siempre diligente, trajo a la mesa la sopa de tortilla que tanto
nos gusta, luego un rico arroz con rajas, crema y queso, y como tercer plato
unos sabrosos chiles rellenos en caldillo rojo. Preguntó qué queríamos para
acompañar, es decir, qué queríamos de beber.
⸺
¿Hay coca cola tía?⸺ preguntó mi sobrina Carmen.
⸺
Hmmm, no sé, déjame ver si hay una en el refri, pero no te lo aseguro, de hecho
no compro porque aquí no nos gusta; pero Luchita, la empleada doméstica sí la
consume y a veces deja una o dos.
Liliana
aclaró entonces que ha hecho hasta lo imposible porque no beban refrescos sus
hijos, “pero no hay poder humano que lo impida”, dijo.
⸺
¡Ay, la publicidad!⸺ terció mi tío Justino.
⸺
Por más que los nutriólogos nos oponemos a su consumo, por el gran daño que
produce, no hay poder humano, como dice Liliana, que lo evite. Somos el país
con más diabéticos del mundo, y ni así.
⸺
¿Entonces por qué la producen?, ¿no se supone que el gobierno está para cuidar
la salud de la población?⸺ preguntó Raúl.
Se
hizo un silencio prolongado, hasta que mi tía nos dijo que de postre había
arroz con leche, con pasitas, como dice la receta original.
josearenasmerino@gmail.com
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