Lunes 10 de octubre de 2022
Letras de Arenas
Pepe Arenas presenta:
Peripecias, por P. Périz Copio
INFLACIÓN
⸺
Ah, sí, tú porque vives solo, sin preocupaciones ni dependientes, habías de ver
cómo la pasamos nosotros⸺, dijo Lupita, la esposa de mi primo Heriberto Copio,
Policía Ministerial.
Estaba
en su casa porque me pidió otro pariente, Carlos Copio, que lo acompañara a
escuchar una conferencia de un amigo suyo, militante de izquierda –como él–,
que disertaría acerca de la inflación, más concretamente, del control de la
inflación. La verdad es que no me interesó mucho el tema, era más el interés de
verlo y saber cómo está, ya que pasaron al menos dos años de no verlo, a pesar
de que vivimos en la misma ciudad.
Llegamos
tarde a la sala donde el ponente ya había arrancado con su tema, de modo que no
nos quedó claro –al menos a mí– cómo es que el gobierno de la república hará
que la inflación que hoy vivimos, la más alta en al menos 20 años, se podrá
contener con una serie de medidas supuestamente técnicas, para regular el
mercado y evitar que los precios sigan subiendo.
Convencí
a mi primo de que mejor saliéramos a tomar un café o una cerveza y charlar de
cuestiones diversas y de ponernos al día de nuestras actividades y los chismes
familiares. Me dijo que lo de la conferencia era para tratar de convencerme de
que el gobierno tiene la solución, pero que el expositor está más capacitado
que él para explicar el cómo; sin embargo, me aclaró que no era el único motivo
para convocarme, pues Lupita, la esposa de Heriberto, nos invitaba a los dos a
comer a su casa.
Me
gustó la idea, pues tampoco a ellos los había visto y además, la posibilidad de
sentarnos a conversar sólo él y yo, se enriqueció con el hecho de que acudir a
la casa de esos parientes, a quienes no visitaba hacía aún más tiempo del que
transcurrió desde que vi a Carlos.
Ya
instalados en el comedor, luego de los apapachos, los apretones de mano y los
abrazos, nos sentamos a degustar la especialidad de Lupita: sopa de lima,
papak- tzules, cochinita pibil, y alfeñique, de postre. Por supuesto que ella
es yucateca y felizmente Heriberto se aficionó a la comida de la península,
pero también a la bebida típica, así que iniciamos con unas frescas mistelas de
yerbabuena.
Les
referí el tema de la conferencia a la que me invitó Carlos esa mañana y fue por
ello que Lupita reaccionó, cuando escuchó del anuncio del pretendido control de
precios, de ahí lo que le dijo a Carlos, cuando le mencionó su soltería y falta
de compromisos, hasta donde ella sabía. Ciertamente, Carlos es un solterón
empedernido que se salió del Seminario “oportunamente” dice él y vive solo,
dependiendo sólo de su salario de catedrático en una escuela particular de
estudios superiores. Milita en Morena, pero eso lo sabemos únicamente sus
familiares, ya que, si se enteran en su escuela, lo corren, afirma.
⸺
Yo quisiera que los señores, o mejor, las esposas de los señores que dirigen tu
partido, acudieran no a los supermercados y las tiendas departamentales, sino a
los tianguis y al mercado de mi colonia, para que constaten que los productores
no pueden bajar sus precios para que los consumidores, como nosotros, entiendan
que no suben los precios por su puro gusto. La verdad, Carlos, lo que hace este
gobierno es inútil, y no sólo me refiero a la economía, ¿eh?, porque mira, si
hablamos de medicamentos…
⸺
Ya, Lupita, no sigas, porque si sigues no paras. Mis primos no vinieron a
escuchar la verdad –que de cualquier modo conocemos- sino a pasar una tarde
relajada. Mejor oigamos de los chismes familiares⸺ dijo Heriberto.
Seguimos
con el Xtabentún, y los chismes.
José Arenas Merino
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