Viernes 28 de octubre de 2022
Letras
de Arenas
Pepe Arenas presenta:
Las Peripecias, por P. Périz Copio
CUETES
⸺ Es como si viviéramos en el siglo dieciocho,
escúchalos, estamos como en los tiempos de la Colonia.
Así se expresó mi prima Martina esta mañana, en su casa,
bueno, la casa de mi tía Rita, a donde nos invitó a desayunar, a otra de mis
primas, Amalia Périz Gorráez, maestra en la
escuela primaria pública, la “Emiliano Zapata”, a la cual acudimos
muchos de los Périz y algunos Copio, y a mí.
⸺ ¿Por qué dices eso Martina, cómo que en los tiempos de
la Colonia? No te entiendo, creo que ninguno de los que aquí estamos tampoco⸺
dijo Pato, su hermano.
Ahí estábamos mi tía, Pato, es decir Patricio, y
nosotros, los invitados al desayuno, que por cierto estuvo muy sabroso pues mi
tía acostumbra poner al centro de la mesa un surtida y bien nutrida fuente de
frutas –yo aproveché que había mameyes y guayabas– y luego sirvió unos ricos
huevos al albañil con frijoles negros caldositos, riquísimo todo.
⸺ Pues sólo presten atención, si es casi imposible
pasarlos inadvertidos: comenzaron anoche, ya tarde, como a las once; y hoy,
desde las 6 de la mañana, casi sin parar. ¿Los oyen?⸺ preguntó Martina. Fue
entonces que entendimos, se refería a los cuetes.
⸺ Sí los malditos cuetes –con tu permiso mamá, pero la
verdad es que no los soporto–, y no me quieras corregir, Pato, ya te veo las
intenciones: según el diccionario de mexicanismos, se puede decir cuete, y
también cohete, claro.
Convinimos en que sí, son muy molestos, aunque quizá
Martina exageraba un poco, dijo mi tía.
⸺ No, no exagero mami, es algo sin sentido, inútil,
molesto, contaminante y además fastidia a los pobres ancianos, a los enfermos,
a los bebés.
⸺ Y a los animales, prima, tienes razón, los pobres
perritos, los gatos y los pájaros, los pajaritos se vuelven locos con los
estallidos⸺ apuntó Amalia, y refirió que a sus alumnos, en especial los más
pequeños, los espanta el cueterío, dijo.
⸺ A ver, analicemos el asunto⸺ propuso Pato⸺ esas
expresiones coloniales, como dice Martina, tienen su origen en las festividades
religiosas, en particular de la Iglesia Católica, y si han perdurado hasta
nuestros días, es porque están ya muy arraigadas en nuestras costumbres, dicho
de otro modo, dudo mucho, muchísimo, que eso vaya a cambiar algún día.
Me serví un poco más de café caliente y cuando estaba por
opinar, se me adelantó Amalia:
⸺ Pues ahora que lo pienso bien, yo creo que Martina
tiene razón: antes, quiero decir, hace una o dos décadas atrás, no se
estudiaban las consecuencias de ciertas conductas humanas, ni su efecto en la
salud de las personas, además de los que se producen en el medio ambiente,
particularmente en la atmósfera. Si hoy tenemos aparatos que miden el impacto
sonoro, por ejemplo, es decir que se pueden medir los decibeles, sería momento
de revisar si esa costumbre a la que te refieres, Pato, debe o no modificarse,
pues efectivamente, ya no estamos en el siglo dieciocho, como dijo Martina.
⸺ Pues no veo cómo podrían los curas hacer algo al
respecto, si no es el mismísimo Francisco, me refiero al Papa, el que tome
acción en este tema⸺ apuntó mi tía, para sorpresa de los presentes, pues ella
es devota y apegada a la iglesia.
Pensé, aunque no lo dije, que si bien es cierto que la
llamada pirotecnia es toda una industria, podrían muy bien dedicarse los que de
ella viven, no a fabricar cuetes que sólo truenan con esas consecuencias, sino
únicamente a los juegos pirotécnicos, pues esos son un espectáculo y tienen
fechas muy señaladas; en fin, que no creo que al Papa le interese el asunto.
Seguiremos padeciendo los estruendos, como si eso complaciera a los santos,
como a Judas Tadeo, hoy. Me serví otro poco de café.
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