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CAÑONAZOS

 Jueves 22 de septiembre de 2022


Pepe Arenas presenta: “Las Peripecias de P. Périz Copio”

                                    CAÑONAZOS

A fuerza de repetirse, la costumbre se fue creando y sólo algunos miércoles no desayuno en casa de mi tía Rita Martínez, viuda de mi tío Luciano. Llegué con una bolsa con pan pues así me enseñó mi mamá: “no llegues con las manos vacías”, me decía. Conchas, laureles, campechanas y bísquets, los favoritos de mi prima Martina.

⸺ ¡Ay primo!, qué lindo eres, la verdad es que amanecí con el antojo de un bísquet con mantequilla de cacahuate y mermelada de chabacano… ¡Gracias!⸺, me dijo y me dio un abrazo.

Mi tía Rita me preguntó si quería enfrijoladas, como siempre. No lo pensé: no he probado mejores. Mi primo Patricio, Pato, como le decimos en familia –y quizá también sus amigos y compañeros de oficina– apareció en escena, pero en piyama, lo que llamó mi atención y, antes de preguntarle si no iría a trabajar, me dijo que no se sentía bien, que tenía un poco de fiebre y le dolían las articulaciones.

Al escucharlo sentí la urgencia de sacar el cubreboca y ponérmelo, pero me pareció que sería un gesto inadecuado. De cualquier modo, me abstuve de estrechar su mano y me senté en el extremo opuesto, lo más lejos posible de él.

No podía faltar el tema político, como casi siempre ocurre en esa casa, a la que acudo con el mayor de los gustos, como lo hago también a la de mis parientes Copio, mi rama materna.

 ⸺ A ver qué opinas tú primo⸺ dijo Martina mientras untaba la mermelada en su bísquet⸺, aquí mi hermanito no acepta mi argumento. Me refiero al tema de la votación de ayer en el Senado a propósito de la iniciativa que presentaron “los alitos” para que continúen el ejército y sus adláteres quesque protegiendo al pueblo de los malos. Yo insisto en que es un grave error y que no lograrán que otros senadores voten a favor, así la presenten mil veces más.

Antes de que pudiera expresar mi opinión, de argumentar al respecto, Pato dijo:

 ⸺ No, no dije que estoy a favor de que los soldados patrullen las calles, o que intervengan los teléfonos para escuchar lo que decimos; o que entren a cualquier casa sin autorización de un juez; o que pongan retenes en las calles para detener vehículos con el pretexto de la seguridad; no, lo que le digo a Martina es que, al final, cuando presenten nuevamente la iniciativa, con o sin modificaciones, otros senadores que no lo han hecho, se van a sumar a favor… ⸺ y en ese momento Martina lo interrumpió:

 ⸺ ¡Claro que no!, no todos los senadores están con el gobierno, los del llamado Bloque Opositor ya dijeron que se van a mantener firmes en su decisión, ¿verdad primo? tú dile.

 ⸺ No, primo, no me digas nada, no es necesario. Lo que mi hermanita no entiende es que en política también hay mercado, los votos tienen un precio, como lo vimos con el tal senador Paz, el yucateco que “cambió de opinión”, como otros que no viene al caso mencionar; así que, según creo, este lapso que consiguió Monreal para replantear los términos de la iniciativa, según él, es sólo para negociar de a cómo va a ser el cañonazo.

Como sabía mi tía Rita que lo siguiente era que Martina subiera los decibeles, les pidió que cambiaran el tema.

 ⸺ Ya, ya, déjense de discusiones, que su primo viene a departir en santa paz el desayuno, no a oír cómo se pelean⸺ dijo, y se dirigió a mí⸺ ¡ay hijo!, tú perdonarás, pero ya ves cómo son los muchachos de hoy, en todo quieren meterse sin saber.

Guardamos unos instantes de silencio y cambiamos efectivamente el tema, no obstante, pensé que ambos tienen razón. Me sirvió mi tía otra enfrijolada y más café caliente.

José Arenas Merino


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