Lunes 17 de enero de 2022
Porque…
Porque nací aquí, en esta
parte del mundo que se distingue fácilmente en el mapamundi, así, tan peculiar
tu figura, con tus dos penínsulas y tus mares y océanos.
Porque tuve el privilegio
de acudir a las escuelas públicas donde aprendí de tu historia, de tus héroes y
los símbolos que te distinguen por la riqueza de tu pasado, por la riqueza de tu
territorio y la nobleza de mucha de tu gente.
Porque me dijeron mis
maestros quiénes te fundaron, te conformaron y transformaron en lo que hoy eres;
y me dijeron que serías mucho mejor: justa, pareja, y seguro puerto para los
llegados de otros lares distantes y cercanos.
Porque aprendí el más
bello de los himnos y lo canté y lo canto, y aún se me eriza la piel cuando lo
escucho; y puedo distinguir a la más bella bandera entre decenas de otras, con
su entrañable escudo, cargado de símbolos e historia.
Porque tengo un Alma
Mater que se llama Universidad Nacional Autónoma de México, a la que amo
entrañablemente, así, como a una madre, la que me dio las herramientas y los
conocimientos para trabajar en tus instituciones y sentirme pleno al haber
cumplido mi compromiso contigo.
Porque aquí formé una
familia y vi nacer a mis hijos, a quienes transmití el amor por ti y el respeto
a tus valores; y a agradecer haber visto aquí la luz primera, como mis
ancestros, que me enseñaron a sentirme orgulloso de mi origen.
Porque habré de llegar al
invierno de mi vida y sé que aquí veré la luz de mi último día.
Por todo eso y más, me
duele llegar a la última etapa y verte tan maltrecha, tan lejos de lo que pensé
que sería el futuro, tu futuro y el nuestro.
Me duele reconocer que no
todos tus hijos comen cada día, que casi la mitad de ellos no ha pisado una
escuela, ni tiene un trabajo, ni un techo que lo proteja.
Me duele aceptar que no
has tenido a los mejores de ellos al frente del timón, para llevarte a buen
puerto, que han privilegiado sus deseos, sucumbido a la codicia y a sus más
viles instintos de riqueza personal.
Me duele mucho reconocer
que sí, un soldado en cada hijo te dio, pero que muchos militan en el lado
oscuro, en el lado equivocado donde se genera y multiplica el dolor ajeno por
la avidez de tener, de poseer, sin importar el daño causado.
Me duele saber que hay
quien sólo piensa en sí mismo, en su afán de ver su nombre en la lista de los
que, ellos sí, se afanaron por construirte mejor, en sumar y multiplicar, no en
dividirnos a tus hijos y causarte daño, derruyendo lo construido, muchas veces
con su propia sangre.
Porque te amo, Patria,
por eso me dueles.
José Arenas Merino
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