Jueves 23 de diciembre de 2021
Ciudad Victoria, Tamps., 23 de diciembre
de 2021.
Dictan
en la UAT conferencia sobre el desarrollo de fármacos para el dolor
La Unidad Académica Multidisciplinaria
Reynosa-Aztlán (UAMRA) de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) impartió
la conferencia virtual “Una carrera en dolor: exploración, resistencia y
colaboración”, como parte del Segundo Congreso Internacional de la Carrera de
Químico Farmacéutico Biólogo (QFB), que se enmarcó en las actividades de la XXI
Semana Académica de QFB.
El tema fue impartido por
el Dr. Alfonso Romero Sandoval, experto en neurociencia por la Universidad de Alcalá,
España, e investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake
Forest de North Carolina del Norte, Estados Unidos.
En su intervención, el
Dr. Alfonso Romero, quien colabora en el Cuerpo Académico de Ciencias de la
Salud de la UAT, compartió a estudiantes de la UAT su trabajo en materia de
farmacología, donde ha tratado de encontrar un medicamento eficaz y seguro que
ayude a las personas que padecen algún tipo de dolor.
“Mi investigación ha sido en las últimas dos
décadas sobre las formas de tratar o manejar el dolor, ya sea por medio de
fármacos o por medio de terapias génicas”, dijo, tras señalar que, por ciento
veinte, el desarrollar un proyecto siguiendo un paradigma establecido no le ha
dado buenos resultados a la industria farmacéutica.
“El paradigma de la ciencia
toma ese conocimiento histórico de las comunidades, lo estudia para saber si
son efectivos y seguros para generar medicamentos y tratar las enfermedades”,
agregó.
Explicó que su objetivo
era encontrar un tratamiento novedoso para el dolor crónico, un medicamento que
fuera más efectivo y más seguro que los fármacos actuales, pues a la fecha no
existe un tratamiento que sea completamente efectivo ni completamente seguro
para manejar el dolor crónico.
“Los tratamientos actuales no fueron diseñados
para tratar el dolor, fueron diseñados para otro tipo de enfermedades. Son anticonvulsivos
o antidepresivos, que son los que mejor efecto tienen, pero no tienen un efecto
completo, son efectivos en el 30% de los pacientes y el efecto que tienen es
mínimo”, añadió.
Así, el propósito de su trabajo es encontrar
formas de alterar la función que se interpreta como dolor mediante la
modulación de la función de células no neuronales; en este caso, el sistema
inmunológico que interactúa con el sistema nervioso para generar señales
nerviosas que se interpretan como dolor.
Explicó que, al reducir
esta función, dejaría intacta las otras funciones neuronales vitales para el
ser humano, de tal manera que, en teoría, se tendría un medicamento que
redujera el dolor sin producir los efectos secundarios psicotrópicos o
neurológicos que tienen los tratamientos actuales.
Puntualizó que, a la
fecha, solo se ha descubierto un fármaco efectivo para tratar el dolor, “pero
luego, no hemos descubierto ni un solo fármaco que trate el dolor desde la
aspirina”.
Sostuvo que no tiene caso
seguir usando el mismo paradigma si se sabe que va a fallar: “Llevamos ciento
veinte años siguiendo esta metodología y no funciona”.
“Entonces —explicó—,
propusimos probar el conocimiento de las comunidades respecto a las plantas en
un grupo de personas de forma científica y no anecdótica, para tener datos que
consoliden este tipo de investigación”.
“Crear moléculas
sintéticas con mejores propiedades farmacológicas y probarlos en una especie
que se parezca más al ser humano, y puede que la traslación a la clínica sea
más exitosa”, concluyó.
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