Lunes 2 de agosto de 2021
EN LAS
NUBES
Leamos al
experto
Carlos
Ravelo Galindo, afirma:
De
nuestros ratoncitos verdes, mejor no hablamos don Manuel Seyde. Jugaron como
nunca y perdieron en el último minuto, como siempre.
Pero
sí de los otros deportistas de la olimpiada del Japón.
Y
nadie mejor para decirlo como un conocedor del deporte nacional.
Nos
referimos nada menos a un técnico en la materia. Leamos su historia, sin
escatimar espacio.
Nelson
Vargas Basáñez nació en la Ciudad de México en 1942. Estudió en la Escuela
Nacional de Educación Física de 1958 a 1961, año en que inició su entrañable
labor como maestro y entrenador de natación.
Considerado
pilar de la natación en México, le respalda el trabajo, esfuerzo y una enorme
experiencia de más de 50 años dedicado al deporte.
Por
más de 20 años, ubicó al Instituto Mexicano del Seguro Social como líder de la
natación nacional en calidad de profesor.
Como
entrenador nacional y director técnico acumuló, de 1962 a 1982, importantes
triunfos en Juegos Olímpicos, Campeonatos Mundiales, Juegos Panamericanos,
Juegos Centroamericanos y del Caribe, Copas Latinas, Campeonatos
Centroamericanos y del Caribe, entre otras competencias.
Alcanzó
su momento cumbre como forjador de los mejores nadadores de nuestro país en los
Juegos Olímpicos de México 1968, al lado del entrenador Ronald Johnson –quien
para él fue el padre que no tuvo-, con el histórico triunfo de Felipe “Tibio”
Muñoz, quien es el único campeón olímpico de la natación nacional, además de la
medalla de bronce obtenida por María Teresa Ramírez.
Fue
presidente de la Federación Mexicana de Natación (1981-1982); presidente de la
Confederación Deportiva Mexicana (2000-2005) y Director General de la Comisión
Nacional de Cultura Física y Deporte (2000-2006), etapa en la que México obtuvo
cuatro medallas olímpicas en Atenas 2004, por conducto de Ana Guevara
(atletismo), Belem Guerrero (ciclismo), e Iridia y Oscar Salazar (taekwondo).
Recibió
el Premio Nacional de Deportes en tres ocasiones:
La
primera, en 1978 como entrenador del equipo femenil de natación que asistió a
los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Medellín, Colombia. Después, en
1982, como presidente de la Federación Mexicana de Natación.
Finalmente, en 2012 fue reconocido con el
premio al Fomento e Impulso del Deporte.
Luego
de este preámbulo que nos autoriza a calificarlo, insistimos en que llevamos
pocos bronces y numerosos cuartos lugares en la olimpiada de Japón.
Es
un éxito, acotamos nosotros.
Y
lo que nuestro amigo escribió en El Universal:
“Hay
peores cosas que tirar unos uniformes, nos dice el que sabe, así:
Ante
la falta de medallas, ante la tristeza y frustración que ha generado ver a
varios atletas mexicanos quedar en la orilla del podio olímpico, la atención se
ha centrado, lamentablemente, en escándalos que solamente desnudan la desunión
y desorden que existen en el deporte mexicano.
Así
que, si lo piensan bien, escandalizarse por lo hecho por algunas de las
jugadoras de softbol que representaron a México en los Juegos Olímpicos, resulta
realmente ridículo.
Cuando
hay otros que han robado, denigrado a los atletas, entorpecido procesos e
incrementando la corrupción en el deporte mexicano y de ellos, ni una palabra
por parte de las autoridades.
Ni
de aquellos que incendiaron las redes sociales para exigir un castigo ejemplar
por tirar los uniformes a la basura.
Es
en esos actos que tanto dañan al deporte nacional en los que debería siempre
estar la atención.
El último de estos: las publicaciones con las
que se supo que algunas integrantes del equipo tricolor de softbol, dejaron
parte de sus uniformes en la basura de la Villa Olímpica.
Y
sí, se trata de una equivocación o falta de tacto de algunas de estas
jovencitas, quienes de por sí habían sido señaladas por su doble nacionalidad
(México-estadounidense), pero las críticas y el linchamiento mediático (y en
redes sociales) ha sido desproporcionado, cuando en el deporte de nuestro país
hay peores cosas por las que se tendrían que hacer escándalos y muy pocos las
conocen o se atreven a publicar.
Es
increíble que las autoridades deportivas de México se hayan pronunciado casi de
manera inmediata sobre el castigo a las jugadoras de softbol (insisto, el acto
se tiene que calificar como un error), cuando en otras cosas mucho más graves
han sido tan laxos a través de los años.
Ojalá
que nadie olvide, así como señalaron y reprocharon a estas jovencitas sus
actos, perseguir, investigar y castigar los constantes actos de corrupción que
han hecho, incluso, que los atletas mexicanos vivan desunidos, debido a la
desigualdad que viven en algunos casos.
Que
no olviden perseguir, investigar y castigar, a los directivos que se han
perpetuado en el cargo para buscar el beneficio propio antes que el de su
deporte y deportistas.
Que
no olviden perseguir, investigar y castigar a todos aquellos que han
aprovechado su posición en una federación para hacerle mal a aquellos que
deberían apoyar.
El más claro ejemplo es el presidente de la
Federación Mexicana de Natación, quien ha aparecido con algunos mensajes para
contestar los reclamos de los nadadores mexicanos en Tokio.
craveloygalindo@gmail.com
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