Martes 27 de julio de 2021
EN LAS
NUBES
La
voluntad del pueblo
Carlos
Ravelo Galindo, afirma:
O
que es lo mismo que esta profecía bíblica
“Hágase
tu voluntad en los bueyes de mi compadre”
Una
grata escritora, Teresa Gil, desde Quadratin, nos los describe magistralmente.
Díganme
si no tenemos, ella y nosotros, razón:
Las
manchas de ayer, con un sí ¿las borrará la justicia?
La
Consulta Popular del primero de agosto, sometida a muchas opiniones, deja claro
para una gran mayoría, que el ejercicio democrático pone en movimiento por
primera vez, la opinión del pueblo.
Es
la confirmación en presencia, del artículo 39 constitucional.
Pero
más allá de intervenir directamente en la posibilidad de una justicia que hasta
la fecha no se ha dado, es el deseo de lavar, extirpar manchas que impiden el
nuevo curso de un país.
Lavar simbólicamente no solo las manos de los
presuntos, sino las huellas de todo lo que dejaron y que seguirá manchando al
país, en tanto esos personajes no sean expuestos.
Los
escépticos han dicho de muchas maneras que es una movilización inútil, con un
gasto innecesario, pero el solo hecho de que la consulta deje en evidencia
quienes eran realmente los que tenían en sus manos el destino del país, ya
clara en las mayorías una nueva perspectiva de país.
Si
la consulta no provoca ninguna reacción, ningún cambio importante, entonces
esos escépticos tendrán la razón.
Mientras
tanto, apabullados por una exhibición de imágenes en todo el país, los ex
presidentes mencionados Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente
Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, entran tal vez ellos mismos en
considerar la consulta una dicotomía de lo inútil, por un lado, pero por otro,
la certeza preocupante, de que algo puede pasar.
Diríase
hágase la voluntad en los bueyes de mi compadre.
Doña
Tere nos ilustra más con la obsesión de Lady Macbeth sobre presuntas manchas en
sus manos, suele trascender sobre aspectos más llamativos de la obra de
Shakespeare.
Es
algo tan enfermizo que hasta su propio médico prefiere recomendar mejor un
sacerdote.
La
insistencia por lavarse las manos para eliminar el olor de la sangre y las
manchas, han sido la expresión más acusada de la culpa que ha transitado los
escenarios mundiales a lo largo de siglos.
La
traición y el crimen se reflejan en sus manos.
La
situación actual, nos ha llevado también a un obsesivo lavar de manos. Ha sido
una de las medidas reiterativas de las autoridades de salud.
Ha
sido tan persistente señalar el lavado de manos, que ya hay especies de
pequeños tratados sobre como dejar limpias las extremidades de nuestro cuerpo
que en muchos casos eran olvidadas.
Fueron
causa, entonces, de muchas de las contaminaciones que la gente adquiere, en ese
deambular de dedos que transitan por todas partes.
Dejarlas
sucias, ha sido la traición a nuestra propia naturaleza.
Los
símbolos de la traición criminal que señala el Cisne de Avon en su obra Macbeth
(Editores Mexicanos Unidos 2013), profundizan en las manos de la esposa de
Macbeth, el remordimiento de un ser sensible pese a que fue ella la que planeó
el crimen del rey Duncan.
El
suyo ya es un asunto mental rayano en la locura.
Borrar
las manchas del pasado, ¿permitirá cambios en el país?
Y
nos reitera, para que quede más claro:
Es la confirmación en
presencia, del artículo 39 constitucional.
Pero más allá de
intervenir directamente en la posibilidad de una justicia que hasta la fecha no
se ha dado, es el deseo de lavar, extirpar manchas que impiden el nuevo curso
de un país.
Lavar simbólicamente no solo las manos de los
presuntos, sino las huellas de todo lo que dejaron y que seguirá manchando al
país, en tanto esos personajes no sean expuestos.
Los escépticos han
dicho de muchas maneras que es una movilización inútil, con un gasto innecesario,
pero el solo hecho de que la consulta deje en evidencia quienes eran realmente
los que tenían en sus manos el destino del país, ya clara en las mayorías una
nueva perspectiva de país.
Si la consulta no
provoca ninguna reacción, ningún cambio importante, entonces esos escépticos
tendrán la razón.
Mientras tanto,
apabullados por una exhibición de imágenes en todo el país, los ex presidentes
mencionados Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe
Calderón y Enrique Peña Nieto, entran tal vez ellos mismos en considerar la
consulta una dicotomía de lo inútil, por un lado, pero por otro, la certeza
preocupante, de que algo puede pasar.
Macbeth como advertencia ante el poder, pero
también en el humorismo La obra shakesperiana Macbeth ha sido tratada desde
diferentes enfoques, pero el excelente satírico estadounidense que fue James Turber
(1895-1961), la utilizó para criticar las variantes inductivas de la novela
policial, allá a mediados del siglo pasado.
Con
un breve cuento El misterio de los crímenes de Macbeth (Los policíacos
involuntarios Editorial Arte y Literatura, la Habana 1981) entre los muchos que
escribió, ensayos y dibujos humorísticos, pone en evidencia los diversos
resultados criminales que puede provocar la obra, si no se analiza a fondo la
verdadera propuesta del inglés.
El
narrador, se refiere a una mujer estadounidense a la que coloca en su sátira
por ser de esas obsesionadas por la novela policial, que le habla de las
opciones de los personajes que pudieron cometer el crimen del rey Duncan en esa
obra de crimen y traición.
Incluso
en una postura humorística, la mujer le responde que ella no cree que los
Macbeth hayan cometido el crimen y que esa escena en la que lady Macbeth camina
dormida con una vela, no es posible, porque los sonámbulos no usan velas para
caminar dormidos y que ella está fingiendo para apoyar a su marido sospechoso
del crimen.
Sigue
la sátira hasta que ambos quedan convencidos que el asesino pudo haber sido un
hombre disfrazado de una de las brujas de la obra.
El
cuento plantea desde su humorismo algo que puede ocurrir en los hechos
actuales, en los que se mencionan diversas perspectivas en los resultados.
craveloygalindo@gmail.com
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