Martes 4 de mayo de 2021
EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ
¡DE AHÍ VENGO!
Por Ramón Durón Ruíz (†)
K |
halil
Gibran con la congruencia propia de un hombre sabio afirmó: “Y DIOS dijo: ‘Ama
a tu enemigo’… y me ame a mí mismo”
Cuantas
veces el más grande enemigo de nosotros, somos nosotros mismos, que desde que
nos levantamos empezamos a ponerle peros a nuestro cuerpo y nuestra vida,
quejándonos, preocupándonos, lamentándonos por lo que nos falta, por lo que
estamos viviendo, omitiendo ver el racimo de bendiciones que nos sobran.
Será
que hemos omitido recordar que nadie va a hacer por nosotros, lo que no hagamos
nosotros por nosotros mismos, porque “El mejor ARTE que puedas DARTE en
la vida es: AMARTE, VALORARTE y RESPETARTE”, por una regla de tres simple, “Nadie puede dar… lo que no tiene”
AMARTE, es aprender a vivir a plenitud,
es cerrar los ojos y abrir el alma, para elegir con el corazón,
AMARTE, es no olvidar que estás hecho por
manos Divinas y por ende has sido creado para vivir en sano equilibrio y
regocijante armonía con el universo, para dos cosas fundamentales: amar y ser
amado.
AMARTE es entender que cuando tengas
dudas, el camino es muy sencillo, levantar los ojos al cielo, que es la morada
del Padre; pedirle respuestas a tus dudas y después decirte a ti mismo: ¿Por
qué no? Y entonces, atreverte a ir más allá de tus límites.
AMARTE es reconocer que tus palabras y
obras, son el nítido reflejo del amor que anida en tu interior, es enfrentar
los miedos, porque al encararlos dejan de crecer, porque el miedo cubre al
amor, y AMARTE controla y debilita los miedos, será porque AMARTE es mirar para arriba y para
adelante, sabiendo que la vida es lo que viene… no lo que fue.
La
vida es una proyección de la capacidad que tienes para AMARTE, que reafirma el sentido de ti mismo, tu sentido de
pertenencia, tiene la magia de despertar el poder creador que vive en ti mismo,
para no ENGANCHARTE a la tristeza y
el dolor.
AMARTE, genera químicos de la felicidad
como la inmunoglobulina “A”, los linfocitos “T”, la serotonina, la dopamina,
que producen enorme confianza e inagotable creatividad, para pleno de fe ir en
pos de tus metas.
AMARTE, es saber que todo está en
constante evolución, es reinventarte, es ir a la profundidad de tu ser, para
gozar el milagro de la vida, para vivir plenamente la fragilidad de tu humana
experiencia, sin términos medios, sabiendo que si diariamente tienes un ¿Para
qué? AMARTE encontrara siempre el
¿Cómo?
AMARTE, es un proceso de conciencia que
te lleva a entender que la vida es un continum,
en la que no estarás aquí todo el tiempo, una vez que hayas vivido la
experiencia carnal que llegaste a aprender… ¡partirás a otro plano!… no antes,
¡tampoco después!
AMARTE genera pasión, porque quien no ha
vivido con pasión ha desperdiciado la mitad de su vida; AMARTE genera buen sentido del humor, que te ayuda a disfrutar el
camino, a atreverte más y a cambiar tu vida positivamente.
Resulta
que cierto día, el querido Padre “Chuyo” se encuentra en la calle con el
campesino de Güémez, –que siempre trae a flor de piel a su Niño Interior– lo ve más golpeado que una tina de albañil, más
arañado que un “trepadero” de mapache, su camisa toda rota, el pantalón
revolcado, la cara llena de moretones.
––
¿Po’s qué te pasó Filósofo? ¿Sufriste algún accidente? ¿Quieres que te lleve a
tu casa?
––
No, padre gracias… ¡DE AHÍ VENGO!
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