Martes 2 de marzo de 2021
EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ
¡NUNCA HE VISTO UN
PENSAMIENTO!
Por Ramón Durón Ruíz (†)
H |
ay una antigua historia que hoy me permito parafrasear
especialmente para ti: “El licitador a pesar de que consideraba que el viejo
violín que sostenía en su mano izquierda no era de gran valor, cumplía con su
encomienda de ofrecerlo al público, lo levantó y blandiendo una generosa
sonrisa dijo:
—
Ofrezcan señores, ¿cuánto dan?, ¿quieren
iniciar a apostar?
—
¡10 dólar, 10 dólar! -Alguien replicó después- ¡15 dólares!
—
¡Quién da más? –dijo el rematador. Se
hizo un largo silencio en el salón.
—
¿Sólo dos, no hay alguien más que se
interese por este viejo violín? ¿Quién da 20? 15 dólares a la una; 15 dólares a
las dos y...
Desde el fondo del salón de remates, un hombre de edad
avanzada gritó:
—
¡Un momento! -Y avanzando hacia el licitador, le solicitó el viejo
violín; cariñosamente lo tomó entre sus manos, lo limpió y empezó a afinarlo;
después tomando el arco, hizo vibrar las cuerdas del viejo instrumento, sacando
de él las más encantadoras notas que atraparían a los concurrentes y
concluirían con un: ¡ahhhh!, del público y un estruendoso aplauso.
El maestro entregó el violín al rematador, quien
aturdido todavía por la emoción, señaló a los compradores:
–– ¿Cuánto ofrecen por el viejo violín? –acto seguido
lo levantó con su mano izquierda.
—
¡Dos mil dólares!... ¿quién da más? ¡Tres
mil!... Tres mil dólares al a una… ¿quién da más?... ¡Siete mil!...Siete mil a
la una… siete mil a las dos… siete mil a las tres… ¡vendido! -exclamó el licitador.
La gente aturdida aplaudía, mientras uno de la
concurrencia cuestionaba:
—
No entiendo, ¿qué fue lo que cambió el
valor del viejo violín?
La respuesta se la dio una anciana maestra de música
que se encontraba a su lado:
—
¡Fue la mano del Maestro!”
Amorosamente te invito a que “te dejes tocar por la mano del Maestro” para que del
violín de tu cuerpo brote la más exquisita melodía celestial.
HOY es el día, aquí es el lugar en el que,
entregándote en las manos del Maestro,
entiendas la grandeza para la que fuiste creado y que afinando las cuerdas del
violín maravilloso de tu cuerpo, seas más grande que tu dolor, superior a tus
problemas y yendo más allá de tus limitaciones –en un acto de humildad-, seas capaz de entender que: “Lo que importa no es lo que tienes en la fiesta de la vida… sino quien
eres en ella.”
Recuerda que Dios te hizo a su imagen y semejanza y te
ha dado un aliento celestial para que seas el Maestro de tu vida, “el
arquitecto de tu propio destino” entendiendo que tus manos –extensión de lo
divino en la tierra– todo lo pueden, nada, absolutamente nada puede detenerte
para que a partir de HOY seas tan espectacular como tú lo desees.
Así que en este nuevo amanecer sal a la vida confiando
–confiando significa con fe, que cuando tienes fe en tu corazón todo,
absolutamente todo, llega a su tiempo– en tus potencialidades, sabiendo que lo
que importa no es dónde estás… sino a donde te llevan las manos del Maestro.
HOY, al sentirte parte del milagro de la vida, elige ser
un triunfador; con todas tus fuerzas cree en el poder que la vida te entrega y,
si piensas que puedes, ¡podrás!, sabrás que nada que no sean el triunfo, las
realizaciones y la felicidad están destinadas para llegar a tu vida.
Lo anterior me recuerda la ocasión aquella en la que
“un astronauta y un afamado neurocirujano, discutían sobre la existencia de
Dios. El astronauta dijo:
—
Tengo una convicción: no creo en Dios. He
ido al espacio varias veces y nunca he visto ni siquiera un ángel.
El neurocirujano se sorprendió, pero disimuló. Luego
de pensar unos instantes, comentó:
–– Bueno, he operado muchos cerebros y… ¡NUNCA HE VISTO UN PENSAMIENTO!” 1
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