Jueves 14 de enero de 2021
14 de
enero de 2021
EN LAS
NUBES
Sería
imperdonable
Carlos
Ravelo Galindo, afirma:
Hoy somos dueños de la palabra. Todo menos el silencio
que padecimos.
El
presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró hoy que las conferencias
matutinas no constituyen acciones de propaganda.
El
mandatario recordó que el objetivo de las mañaneras es sólo el de informar a la
sociedad.
Por
su parte, el titular del INE, Lorenzo Córdova, respondió que no se propuso
cancelarlas.
“Ante
la desinformación difundida sobre la transmisión de las conferencias mañaneras
del presidente Andrés Manuel López Obrador, hay que aclarar a la opinión
pública que nadie ha propuesto suspenderlas o cancelarlas”, declaró.
Coincidir
con lo que expresan los colegas, es manifestar nuestro punto de vista.
Hoy
somos dueños de la palabra, de una palabra que confronta cada mañana al poder
presidencial.
Por
eso quienes más perderíamos con la pretensión del INE de silenciar las
mañaneras seremos los mexicanos que hemos asumido la libertad de expresión con
ruido, con estridencia, con vocablos tabasqueños, con críticas y hasta
ofensas.
Coincidamos
con la periodista, escritora, Isabel Arvide, quien nos brinda su punto de vista
desde el consulado que atiende, allende el mar.
Habla,
con propiedad y tino de “las mañaneras” a las que todos los mexicanos, los que
aplauden y los que despotrican, estamos pendientes.
Nos
entera de lo que queremos saber y no publican diarios, no todos, o dicen en
radio o televisión.
En
Sin gafete/ Isabel Arvide/ Quadratin. México, escribe:
¿Callar a López Obrador? Cada palabra, cada acto, cada intención,
incluso cada pronunciación equivocada, es un ejercicio de comunicación política
en Andrés Manuel López Obrador.
Es
el mejor comunicador que hemos conocido en la historia moderna del país.
Un hombre que maneja empatía, autenticidad, discurso. Que convierte en
imágenes lo que dice, que hace que millones de mexicanos vean lo que enumera, y
que, sobre todo, provoca esperanza en millones de mexicanos que fueron
marginados de toda realidad por los gobiernos que lo antecedieron.
Pretender
callar al presidente que dice, que dice cada instante de su día, que dice a
cada paso que da, es un sacrilegio. En todas las acepciones del vocablo.
La
intención del INE, del cuestionado titular, Leonardo Córdoba, de silenciar las
“mañaneras” es inaceptable.
Primero
porque significa una infinita falta de respeto a las mayorías que cada mañana
están pendientes de los dichos presidenciales, que siguen estas conferencias de
prensa a veces hasta con reverencia, como quien va a misa.
Esos millones de mexicanos existen. Y su
voluntad es importante.
Por
respeto a la investidura presidencial, al gobierno todo que encabeza López
Obrador. Jamás se hubiesen atrevido con anteriores mandatarios a estas acciones,
ni siquiera intentaron investigar todas las ilegalidades mil veces señaladas,
que van desde aquellas tarjetas rosas repartidas a votantes hasta infinidad de
cochinadas que llenaron páginas y páginas de todos los diarios.
¿Qué instituciones queremos los
mexicanos?
Esta
decisión arbitraria, que no deberá progresar, obliga al análisis sobre la
existencia del Instituto Federal Electoral como lo conocemos, incluyen los
altísimos salarios de sus protagonistas.
¿Realmente
son garantía de imparcialidad y legalidad en las elecciones?
¿Es
que no podemos, como sociedad, cuidar nuestras elecciones sin su interesada
participación?
¿De
verdad, seguimos como niños que deben ser vigilados por sus mayores?
En
su momento el INE significó una opción de cambio necesaria. En su momento, hace
muchos años.
La
soberbia con que Lorenzo Córdoba, con leyes a modo, dictamina que millones de
mexicanos somos tontos e influenciables, que escuchar al presidente de la
República obliga a un voto contra toda razón, es un agravio que no merecemos.
Las
“Mañaneras” son, han sido, la invaluable oportunidad de cuestionar al gobierno,
al mismo presidente de la República.
Son
el mejor ejercicio de libertad de expresión, aprovechado o ignorado por
periodistas y medios de comunicación.
Son, han sido, la mejor expresión del cambio
político que vivimos al poner de cara a los críticos al primer mandatario.
Me
consta la inmensa libertad que existe en ese espacio de diálogo, y la
oportunidad inmensa de confrontar al poder político con la realidad.
Así fuese por unos días, silenciar lo que ahí
se dice, lo que todos, periodistas y presidente, ahí dicen, es un retroceso
inaceptable.
Hemos
caminado muchos años en silencio, sin oportunidad de preguntar, denunciar,
cuestionar, puntualizar las acciones, los faltantes del gobierno en
turno.
Ese silencio es, todavía hoy, una tributación
que nos pesa.
Fuimos sumisos a los gobernantes en silencio,
y quienes nos atrevimos a romper el silencio pagamos precios muy altos.
Hoy somos dueños de la palabra, de una palabra
que confronta cada mañana al poder presidencial. Por eso quienes más
perderíamos con la pretensión del INE de silenciar las mañaneras seremos los
mexicanos que hemos asumido la libertad de expresión con ruido, con
estridencia, con vocablos tabasqueños, con críticas y hasta ofensas.
Tiene
toda la razón:
Todo
menos el silencio que padecimos.
craveloygalindo@gmail.com
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