Martes 12 de enero de 2021
12 de enero de 2021
EN LAS NUBES
El tiempo es un regalo
Carlos Ravelo
Galindo, afirma:
Bienvenido a tu quehacer don Jorge Herrera
Valenzuela.
Y nuestra gratitud por enterarnos de que el
próximo domingo 17, día de San
Antonio Abad, fecha en que los católicos llevan a sus animalitos-mascotas a
bendecir, cumplirá 99 años
de edad nuestro amigo Luis Echeverría Álvarez, ex presidente de México.
Este abogado
defeño, político desde su juventud y diplomático de 1972 a 1979 fue durante 54 años esposo de la jalisciense
doña María Esther Zuno Arce.
Y ambos, padres
de Luis Vicente (+), María del Carmen, Álvaro (+), María Esther, Rodolfo (+),
Pablo, Benito y Adolfo.
Y como el tiempo
es un regalo que confirmamos los que aún vivimos, animales ya benditos, añadiríamos
que aún hay peligro, pues no debemos olvidar que enero y febrero, desviejadero.
Luis Echeverría
Álvarez, es uno de los 13 presidentes nacidos en la Capital del País.
Cumple 44 años
de expresidente o sea es el segundo en la lista.
Lascuráin el
tercero y Portes Gil el primero.
Echeverría pertenece al grupo de 22 abogados
que han gobernado México y es uno de los cinco egresados de la UNAM, los otros
fueron Miguel Alemán Valdés, Adolfo López Mateos, Miguel de la Madrid Hurtado y
Carlos Salinas de Gortari
Nos comentas que
por “indisciplinado” no fue diputado federal. Por “disciplinado” llegó a presidente
de México.
Y el último
candidato presidencial con larga trayectoria en el Partido Revolucionario
Institucional.
Polémico. Satanizado por el suceso del 2 de
octubre.
Señalado como
responsable del “halconazo”, ocurrido el 10 de junio de 1971, era Jueves de
Corpus.
Lo procesaron penalmente, se le sentenció,
cumplió con arresto domiciliario y fue absuelto, exonerado.
El joven Echeverría, estudiante de la Escuela
Nacional de Jurisprudencia, donde se tituló en 1945, inició su vida política
como secretario particular del general poblano Rodolfo Sánchez Taboada, segundo
presidente nacional del PRI en los años cuarenta. A Luisito se le ocurrió ir a
las oficinas del primer Distrito Electoral en el Distrito Federal y revelar su
intención de ser candidato a diputado federal.
Al enterase el
divisionario, de la petición de su secretario particular, dio un golpe sobre el
escritorio y gritó que Echeverría no le había informado nada.
Y el militar
poblano, no autorizar el registro del aspirante a legislador y se quedó sin
secretario particular.
La notica cimbró
en las oficinas priistas y uno de los primeros en saber la suerte de Luis, fue
Pancho Galindo Ochoa.
El profesor y
licenciado Miguel Osorio Marbán, narró en uno de los tomos de la Historia del
PRI, que don Pancho, político con experiencia, aprovechó su cercanía con
Sánchez Taboada para interceder por el impetuoso joven Echeverría, quien estaba
arrepentido y el general le dijo que aprendiera la lección y regresara a su
puesto de secretario particular.
Nuestro
personaje, hoy casi centenario, nunca tuvo un cargo de elección popular, antes
de presidente de la República.
Durante su estancia, por años en el
Revolucionario Institucional, Luis Echeverría tuvo diversos encargos
administrativos y políticos.
Uno de ellos fue
el de tener a hora temprana una síntesis periodística para su jefe.
Me contaba Ernesto Montañez, empleado del
diario La Prensa, que “a las cuatro o cinco de la mañana, llegaba el licenciado
Echeverría, a quien tuteábamos, a recoger ejemplares del diario y a veces se
echaba un cafecito con nosotros”.
Luego seguía su
recorrido por El Universal, Excélsior, Novedades.
Fue responsable
del área administrativa y en la campaña del candidato presidencial Adolfo López
Mateos, ascendió a oficial mayor, cuando el general bajacaliforniano Agustín
Olachea Avilés presidía el PRI.
Echeverría
recibió la encomienda de pronunciar el discurso cuando el exsecretario del
Trabajo, en el gabinete de don Adolfo Ruiz Cortines, rindió protesta como
candidato presidencial.
Durante el sexenio
1970-1976 el presidente Echeverría integró a un nutrido grupo de mexicanos,
todos con trayectoria política, académicos, técnicos de primer nivel,
especialistas en finanzas reconocidos internacionalmente, diplomáticos de
primera línea.
El michoacano Alfonso
García Robles, secretario de Relaciones Exteriores, recibió el Premio Nobel de
la Paz, en 1982, por su autoría en los Tratados de Tlatelolco. Emilio Oscar
Rabasa, Mario Ramón Beteta, técnicos como Leandro Rovirosa Wade y Eugenio
Méndez Docurro.
Los jóvenes
tuvieron una oportunidad de oro, pues los incluyó en tareas de primer orden dentro del
gabinete presidencial, como fue el caso de Francisco Javier Alejo López,
Ignacio Ovalle Fernández, Fausto Zapata Loredo y Mauro Jiménez Lazcano.
Fausto falleció hace 6 años. Fuimos compañeros
en la redacción de La Prensa, igual que mi estimado amigo Mauro, con quien
compartí créditos en el Populibro La Prensa titulado “Bob Kennedy y Los
Asesinos Sin Cara”, cuyo tiraje, en 1968, fue un éxito editorial y comercial.
Entre los
supervivientes de ese gabinete, integrado por más de 320 personajes, siguen en
el activo dos figuras muy conocidas. Los dos con carrera política, académica,
legislativa y diplomática. El aguascalentense Augusto Gómez Villanueva y Porfirio
Alejandro Muñoz Ledo y Laso de la Vega. Augusto es el Decano de los Políticos y
actualmente es el responsable del proceso electoral por parte del PRI.
Porfirio acaba
de ser presidente de la Cámara de Diputados y busca la reelección como diputado
federal.
Augusto, como
líder de la CNC, lanzó la candidatura de Echeverría, en la Glorieta de
Huipulco, Tlalpan, donde estaba una estatua ecuestre de Emiliano Zapata.
Después Gómez
Villanueva fue el último jefe del Departamento de Asuntos y Colonización y el
primer secretario de la Reforma Agraria.
Porfirio figuró
como titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. En 1975 Muñoz
Ledo, presidente nacional del PRI y Gómez Villanueva, secretario general del
mismo partido. Ambos coordinaron la campaña presidencial de José López
Portillo.
Los otros
supervivientes son: Nacho Ovalle, Francisco Javier Alejo López, Oscar Brauer
Herrera y Mauro Jiménez Lazcano. Por el gabinete desfilaron 34 personajes, 28
ya cerraron su historia.
El licenciado
Echeverría fue el primero de los expresidentes que rompió la ley del silencio
para quienes dejaban el poder.
En la sucesión
de 1976 el hombre fuerte para llegar a Palacio Nacional era el secretario de
Gobernación, Mario Moya Palencia.
Sin embargo “el
dedito elector” señaló hacia el despacho de José López Portillo, titular de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Cuentan que la compañera María Esther
abogó “por Pepe, amigo desde la juventud”.
En alguna ocasión don Adolfo Ruiz Cortines nos
dijo, a los reporteros, que “nunca el que cobra los impuestos es simpático a la
gente y no sería presidente”.
El caso es que
el presidente López Portillo y Pacheco en un momento dado determinó alejar del
país a su entrañable amigo, convirtiéndolo en diplomático. Extrañó ese
nombramiento que rompía las buenas relaciones entre Luis y “Pepe”.
Muñoz Ledo le
entregó la oficina de embajador en la UNESCO, donde Echeverría estuvo seis años
y uno más en la embajada de Australia y Nueva Zelanda.
craveloygalindo@gmail.com
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