Miércoles 9 de diciembre de 2020
9 de
diciembre de 2020
EN LAS
NUBES
De “Mis
bendiciones” 3
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Seguimos con
Los fundadores y un recado de don Domingo Beltrán:
“Chulada de
verbenas, amenas y llenas de vida, amén de los aperitivos que seguro no
faltaron. Gracias por compartir vivencias tan íntimas de gran enseñanza y
degustación literaria. Que la salud os arrope por siempre sin que llegue a
aplastarlo, un abrazo”.
“Benditos sean aquellos que saben despertar recuerdos
de un pasado feliz”
Antes en las comidas del Club
Primera Plana existía la compatibilidad intelectual. Aprendíamos de grandes
maestros. Mencioné algunos. Pero faltan más, muchos más. Quién no recuerda a
los fundadores de este gran grupo de amigos, entonces 35, hoy cien.
Daniel Cadena Zepeda, poeta,
escritor, reportero, de gran prosapia. Alfonso Agudín, serio, culto, enamorado,
pero discreto. De Luis Vega y Monroy ya habló José Carlos Robles, dilecto
amigo. Amén de sus múltiples libros sobre epigramas colosales, existe, la tengo
yo, su famoso editorial, en tiempo de don Adolfo Ruiz Cortines, sin verbos. Más
adelante, para no entorpecer mis recuerdos de eruditos, lo pondré en este
trabajo.
Renato Leduc, genio sin par.
Hombre culto. De gran prosa. Novelas, libros, ensayos. En fin, luego lo presentaremos.
Víctor Manuel Velarde, ese viejo zorro, director general de Excélsior 24 horas,
quien honorablemente a petición del grupo que vigiló la elección, cedió los
bártulos a quien terminó con Excélsior: hablo de Julio Scherer García, hoy
convertido en Guía, enseñanza y Dios.
Siempre la gente habla de lo
malo. Poco de lo bueno. Somos masoquistas por antonomasia. Nos encanta cuando
alguien, en sus críticas, crónicas, habladas o escritas, despotrica, con
justicia o sin ella, de alguien. Por lo regular son los políticos quienes más
se llevan las palmas.
Se les acusa de una y mil
tropelías, o trapecías. Pero, lejos de colocarlos en la picota, nadie, pero
nadie, les hace algo. Ojalá que alguna persona pudiera darme cinco nombres de
gente encumbrada en la política que ha sido sancionado. Y no me refiero a los
enemigos tradicionales de los mismos políticos, sino de las venganzas entre
ellos. Sólo así se le flagela, con
Al respecto Armando Fuentes
Aguirre, eminente periodista y escritor coahuilense refiere un cuento en donde
un norteamericano, un ruso y un mexicano recibieron la gracia muy especial de
poder hacerle una pregunta a Dios. Él les respondería con su sabiduría
omnisciente. Preguntó el primero: “Señor ¿cuándo se acabará el capitalismo en
Estados Unidos? Respondió el Creador: “Se acabará dentro de un siglo”. Al oír
eso el norteamericano se echó a llorar desconsoladamente.
Preguntó el segundo: “Señor
¿cuándo se acabará el socialismo en Rusia? Contestó el Hacedor: “Se acabará
dentro de cincuenta años”. Al escuchar esto el ruso de puso a llorar lleno de
aflicción.
Preguntó el mexicano: Señor,
¿cuándo se acabará la corrupción en México? Y entonces fue Dios el que se echó
a llorar.
En nuestro país la justifican
porque sencilla y llanamente forma parte consustancial de eso que llaman,
equivocadamente, nuestra idiosincrasia. Lo más falso. Esto, no lo primero, la
corrupción.
Sería injusto no mencionar
también a otros reporteros de mucho valor y verdad como lo fueron y algunos aún
son, que engalanaban la redacción de Excélsior y las dos Últimas Noticias.
Muchos fueron enseñados por y en la escuela periodística de Carlos Denegri. Me
refiero a Alejandro Ortiz Reza, Ramón Morones, Héctor
Rogelio se presentó en la
Jefatura de Redacción y preguntó por su información. Lo enteraron que “iría
coleada –al final- de la del consentido del Skipper. Rogelio, no se inmutó.
Pidió sus cuartillas, alrededor de trece, y sin más, en presencia de don Manuel
Becerra Acosta, la hizo trizas y arrojó al cesto de
Rogelio, ya lo dije, trabajó en
PEMEX y luego, a su jubilación, fundó el “Financiero”, que a su muerte, retomó
el cargo su hijo, y a la muerte de éste, su progenitora.
Enrique Loubet, Jr. Salió con
Scherer en julio del 76; pero regresó a Excélsior a refundar Revista de
Revistas, que aquél había sentenciado a desaparecer, como “Jueves de
Excélsior”. La dirigió hasta su muerte, a los 75 años. Hoy todavía se le
recuerda con afecto: bebedor y enamorado –con cinco matrimonios-, pero sin duda
espléndido periodista, dibujante, reportero y redactor. Todos los adjetivos en
uno. Ese fue Enrique.
Podría dar mil ejemplos. Pero dos
son suficientes. Concretos. Veamos:
Cuando el PRI tenía el Poder
Ejecutivo, Legislativo y Judicial se consolidó una frase, a raíz del gobierno
de Miguel Alemán Valdez, que para obtener un contrato se debía liquidar el diez
por ciento de la cantidad destinada a
Lo mismo acontecía con las
medicinas, los alimentos, y todo, hasta escobas o trapeadores, que adquirían
los tres poderes. Todos lo sabíamos. Lo tolerábamos, en el supuesto que apenas
era un pellizco al presupuesto. Pero siempre se terminaban las obras y se
entregaban las mercancías.
Los salarios eran moderados. El
Presidente apenas ganaba 60 mil peros. Jueces, magistrados 20 mil. Ministros,
40 mil. Diputados y senadores, no más de 30 mil. Alimentos, escuelas,
transportes eran accesibles a los salarios del pueblo.
El peso estaba casi a la par con
el dólar, hasta que llegó Echeverría, le siguió López Portillo, continuó Miguel
de la Madrid, en donde los intereses que se pagaban a los inversionistas
subieron a 165 por ciento.
Está en los libros cuando Carlos
Salinas de Gortari, en 1993, determinó bajar
la inflación en forma drástica: le quitó tres ceros a nuestro peso. Como
ejemplo, el que tenía un billete de mil, quedó en sólo un peso. Fue un paso
doloroso, pero definitivamente necesario. Abolió la inflación que heredó de De
la Madrid.
Dejó en manos de Ernesto Zedillo
el país, quien, Zedillo, al mes de
asumir el encargo, originó la fuga de capitales y por ende una deuda que,
Estados Unidos, con un préstamo de 50 mil millones, que se pagó, lo sacó del
problema. Nadie olvida que Zedillo, aparentemente priísta, entregó el Poder al
partido de la oposición, PAN, que tan pronto asumió Vicente Fox
El PAN, las pruebas son claras,
precisas, concretas, indubitables, comenzó disponer del presupuesto
arbitrariamente. Dedicó el cincuenta por ciento al gasto público, vaya sueldos;
aumentó la burocracia y permitió, con ese ejemplo, que el Legislativo y el
Judicial hicieran lo mismo. Y que cada año, a raíz de ello, tuvieran
incrementos.
En 2008, en Reforma se publicó
que el gobierno Federal utiliza del presupuesto, 85 por ciento de los dos
billones de pesos, en sueldos y canonjías. Y el quince restante a obra pública.
¿Cuál?
El Jefe del Ejecutivo gana 125
mil pesos al mes. Los presidentes de las Cámaras, alrededor de 200 mil. Y el
presidente de
Como dato adicional, no como
crítica, sino como dato cultural, los ministros jubilados por Ernesto Zedillo
Ponce de León, ganan, sólo por ir a cobrar, 175,000 pesos mensuales.
A todo esto, y no abundo en más,
se refiere el mexicano cuando habla de corrupción.
Preciso que el 22 de agosto de
2008, el Palacio Nacional, en presencia del Presidente de la República, los
Gobernadores de los Estados; el Presidente de la Corte, los subprocuradores
Federales y el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, un hombre, a cuyo hijo
asesinaron luego de secuestrarlo, y cobrar el millonario rescate, Alejandro
Martí, allí presente, elevó, con valor puntual, su voz para reclamar a todos,
incluido el Jefe del Ejecutivo, su falta de autoridad y abandono del pueblo:
“Señores, si piensan que la vara (con la vara que midas serás medido) es muy
alta, si piensan que es imposible hacerlo –se refería a terminar con
Referirme también a las
declaraciones del Procurador General de la República, un día después, en
Chihuahua, es triste, pero revela mucho. Dijo Eduardo Medina Mora que “los
crímenes perpetrados por la delincuencia en los últimos días –llevaba siete
años in crescendo- entre ellos el secuestro y asesinato del joven Fernando
Martí, han servido de acicate para que las distintas autoridades logren una
mayor coordinación en el combate a la criminalidad…” Y antes, por qué no se
hizo. Nadie puede negar que mientras gobernadores, procurador, presidente de la
Corte, etcétera, se reunían con Felipe Calderón, en el país, a la misma hora,
los criminales bañaban muchos Estados en sangre, como a diario acontece aún.
Esto y lo que siga, como decía en mi cuento, hizo, hace y hará llorar no
solamente a Dios, sino a todos sus hijos.
Siguen
más bendiciones 4
craveloygalindo@gmail.com
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