Por Alejandro Ruíz Robles
La Historia entre mis manos.
Siempre es un aliciente saber
qué si no tenemos consciencia cierta de lo que queremos, cuando menos estamos
seguros de qué es lo que no queremos. A veces tratamos de inventar nuestro
futuro; no obstante, estamos convencidos de qué lo que hagamos por y para
nosotros requerirá un esfuerzo especial, cuyo precio no todos estamos
dispuestos a pagar.
Basta recordar que en la
escuela era quizás cumplir con una tarea o alcanzar una calificación, más tarde
era realizar una presentación acorde a las expectativas de los superiores y quizás,
la más difícil era lograr ese “algo” extraordinario para lograr el resultado
deseado que no siempre estaba en nuestras manos.
Es decir, salvo contadas
ocasiones, nosotros teníamos a cargo el control de la situación y perseguíamos
las cosas para que se nos dieran a nuestro favor; los imponderables eran
reducidos al máximo para que no se presentaran.
La Batalla del Emprendedor.
Cuando empezamos a trabajar
para nosotros buscamos que se sigan dando en lo posible variantes que podamos
controlar; de tal manera que es poca la exposición al peligro que enfrentemos.
Si bien buscamos planear
todos los escenarios, éstos usualmente no vienen solos; de hecho, en la mayoría
de los casos se presentan con acciones que ni siquiera imaginamos.
Es en estos momentos que
surgen inquietudes que nos sacan del estado de seguridad o conformidad con el
que iniciamos y es cuando realmente reflexionamos sobre si estábamos realmente
preparados para nuestro emprendimiento. Dudar sobre lo que hacemos o lo
que somos no es malo, lo catastrófico es quedarnos en ese estado de duda.
… ¿Quién dijo miedo?
… Y de repente, todo cambia.
La seguridad con la que empezamos apenas se vislumbra en lo que ahora somos.
Hay una sensación distinta que nos invade; es probable que siempre haya
existido y nunca nos hayamos percatado o bien, recién la hayamos descubierto, pero
es útil nombrarla: Miedo.
Y el Miedo es algo que llega
para quedarse; no nos hace más fuertes, pero si nos hace por mucho más humanos. El Miedo entra por la puerta
y tal pareciera que la suma de todas nuestras seguridades escapa por la
ventana.
De repente recordamos todas
las frases motivacionales que leímos en libros y revistas o bien, nos llenaron
de ilusión en las películas: “El cobarde vive hasta que el valiente quiere” o “Sólo
el cobarde muere dos veces”; pero lo cierto es que ya está presente en nuestro
emprendimiento.
La Suma de todos los Miedos.
Las preguntas de “… ¿Y por
qué yo? o ¿Por qué a mí? …” se vuelven tan frecuentes como inútiles. Las
situaciones extraordinarias que no contemplamos o simplemente se presentaron ya
hicieron acto de presencia; depende de nosotros como afrontarlas.
Tal pareciera que de repente
nos invaden mil inseguridades y dan como resultado la suma de todos los miedos
que hayamos imaginado. La expresión “… y si” se vuelve un ejercicio de destreza
para nuestras mentes atribuladas.
El mejor análisis que podamos
hacer de las situaciones, la determinación de los alcances de cada problema y
la toma de decisiones encaminadas a lograr el mejor resultado para el
emprendimiento sin duda serán las acciones más adecuadas que podremos hacer
frente al problema y al intentarlas, nos daremos cuenta de que el Miedo sigue
ahí, sólo que ya hemos aprendido a llevarlo con nosotros.
¿Fácil o … dificilísimo
La verdad es que a cada uno
de nosotros nos resultará muy difícil expresar que tan complicado es calificar
el miedo en nuestras vidas; de hecho, muchos de nosotros no hemos podido
hacerlo en todas las ocasiones que en nuestra vida se ha presentado. De ahí que
haya resultados tan poco satisfactorios al buscar respuestas positivas para
esta pregunta.
No obstante, por cada vez que
logramos enfrentar el miedo, superarlo o llevarlo en nuestro viaje es cuando
encontramos un resultado positivo para nuestro emprendimiento que curiosamente,
no necesariamente implica su continuidad. Con el tiempo podemos aprender a
sentir satisfacción de enfrentarnos al Miedo y saber que somos más fuertes de
lo que pensamos, por nuestros méritos o por el hecho de haber logrado conjuntar
un adecuado equipo de trabajo. Es decir, podemos o no lograr los resultados,
pero sí tenemos la convicción de volver a intentarlo.
Las estadísticas son claras
al mostrar la gran mortandad de emprendimientos económicos que hay en
Latinoamérica; nadie sabe a ciencia cierta si es por falta de habilidades
personales, apoyos de terceros o políticas de Estado. Lo cierto es que la falla
en los emprendedores a menudo se convierte en frustraciones y temores
insuperables entre los que intentaron emprender sin éxito; siendo la excepción
aquellos que se encuentran convencidos de volver a intentarlo buscando otras
fórmulas. No es repetir el error al emprender, es analizar y probar cómo
no repetir el resultado.
La satisfacción del sueño
logrado.
Es curioso, pero no sabemos
la razón por la cual en nuestros países se pondera más al fracaso que al éxito.
Tal pareciera que aplaudimos más como sociedad el hecho de que fallen los
emprendedores que a los que logran lo que se proponen. Quizás la carencia de
éxitos de algunos disfrace más el nivel de conformismo, formación o educación que
tenemos.
Sin embargo, cada vez que
alguien logra lo que se propone o bien, se levanta para intentar de una manera
distinta obtener un resultado favorable, genera una sensación de energía que
puede encender a una comunidad y ahí puede radicar el éxito de la misma.
Por cada vez que alguien
logra un resultado favorable, la gente emprendedora encuentra alivio. Nos da un
sueño a realizar y, sobre todo, nos hace ver que es posible alcanzar lo que
deseamos. Siempre he pensado que los emprendedores al despertar nos repetimos
esta idea: “Nos motiva pensar que son tantos los fracasos que hemos
tenido que sólo nos queda triunfar”.
Motivarme a través de mis Miedos
y Fracasos.
Suponer que la mente del
emprendedor es superior al resto de las personas es faltar al respeto de la
humanidad y como consecuencia, partir de un error. Todos tenemos habilidades
similares, mismas que serán utilizadas de conformidad con los objetivos,
esfuerzo y compromiso de cada uno.
No obstante, una vez que una
persona se decide a llevar a cabo un emprendimiento propio; despertará
cualidades distintas al resto y las irá perfilando para sus propósitos. De no
tomar las acciones adecuadas frente a las circunstancias que se presenten,
podrá afrontar temores y como consecuencia de ellos, traerle resultados distintos
a los deseados que sean tan negativos para sus planes, que puedan hacer que
desista de intentarlos o bien, lo lleve a una reflexión y a un nuevo actuar.
Sólo quien aprende a lidiar
con sus temores y asumir acciones que lo lleven a lograr su emprendimiento y
consolidar su empresa podrá saber que también los Miedos y Fracasos pueden convertirse
en métodos eficaces para Motivarse. … ¡Vivir con Miedo es Emprender y ver en
cada fracaso una nueva oportunidad de intentarlo! … ¡La Actitud que cada
emprendedor asuma de su realidad será el detonante para consolidar sus Sueños!
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